
“Les digo a mis hijos que lo importante ahorita es que tengamos salud. Así el 24 y el 31 no tengamos ropa ni zapatos, estamos juntos acá”, relató Yakelin a The Associated Press.
Colombia es el país del mundo que alberga más migrantes y refugiados venezolanos. Las cifras oficiales calculan 1.700.000 personas, de las cuales 56% se encuentra en el país de manera irregular.
Yakelin, de 38 años, es enfermera de profesión. Su mano de obra calificada y necesaria en una pandemia no se ha aprovechado porque no cuenta con pasaporte ni permiso para trabajar en Colombia. Algunas veces en la semana trabaja en una fundación haciendo aseo y ayudando a niños con las tareas.
La tasa de desempleo en la población migrante que ha vivido un año en Colombia llegó al 20,8% en el periodo de noviembre de 2019 a octubre de 2020, frente al 20,9% del mismo periodo del año anterior, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE.
El dinero no le alcanza a Yakelin: gana 115 dólares al mes y debe pagar 100 para un arriendo en La Merced, un barrio popular de calles empinadas y polvorientas al sur de Bogotá.

Ante una inminente crisis alimentaria, muchos gobiernos han recurrido a iniciativas comunitarias para ayudar a aliviar la escasez, como: extender las temporadas de pesca, ampliar las lecciones de recolección de alimentos e impulsar los programas de distribución de semillas que permiten que los residentes tengan una mayor autosuficiencia.
“Al principio, empezamos con 5.000 semillas y pensamos que nos las terminaríamos en nueve meses. Pero hubo una gran respuesta, y terminamos distribuyendo las semillas en una semana”, dijo Vinesh Kumar, director de operaciones del Ministerio de Agricultura de Fiji.
El proyecto brinda a los residentes semillas de hortalizas, árboles jóvenes y equipo agrícola básico para ayudarles a cultivar sus propios huertos domésticos.
Elisabeta Waqa, residente de Fiji, dijo que había contemplado cultivar un huerto antes de la pandemia, pero luego de perder su empleo, tener tiempo extra en casa y semillas del ministerio, y con ayuda de algunos amigos, finalmente lo hizo.
Con una “inversión financiera nula”, Waqa recogió cubos, cajas y otros plantadores potenciales desechados al lado de la carretera y en la basura. Pronto su patio se transformó en contenedores de judías verdes, pepinos, coles y otros productos.

La institución anunció, tras la reunión de su junta monetaria, que incrementará su tasa de interés semanal a los bancos en 200 puntos, a 17%. En noviembre aplicó un aumento de 475 puntos.
En un comunicado, el banco afirmó que el aumento busca “implementar una fuerte restricción monetaria a fin de eliminar riesgos inflacionarios, mantener a raya las expectativas inflacionarias y restaurar el proceso desinflacionario lo más pronto posible”.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan destituyó al anterior director del banco central en noviembre, luego que la lira cayó a mínimos históricos. Designó en su lugar a Naci Agbal, ex ministro de finanzas.
El anterior director, Murat Uysal, había reducido las tasas de interés de las alturas que alcanzaron cimas en el 2018, ateniéndose a la preferencia de Erdogan de mantenerlas reducidas.
Los mercados han respondido favorablemente a Agbal y a sus promesas de mantener una política monetaria más ortodoxa y restrictiva. La lira se ha fortalecida frente al dólar tras una estrepitosa caída por inquietudes sobre el manejo de la economía y la cantidad de reservas en el banco central, los efectos de la pandemia y las tensiones diplomáticas.

Aunque algunos países de la UE se adelantaron un día, el lanzamiento coordinado del bloque de 27 naciones el domingo tenía como objetivo proyectar un mensaje unificado de que la vacuna es segura y la mejor oportunidad para Europa de salir de la pandemia y la devastación económica causada por meses de cierres de emergencia.
Para los trabajadores de la salud que han estado luchando contra el virus sólo con mascarillas y caretas para protegerse, las vacunas representaron un alivio emocional, así como una oportunidad pública para instar a los 450 millones de habitantes de Europa a vacunarse por su propia salud y la de los demás.
“Hoy estoy aquí como ciudadana, pero sobre todo como enfermera, para representar a mi categoría y a todos los trabajadores de la salud que eligen creer en la ciencia”, expresó Claudia Alivernini, de 29 años, la primera persona en ser inoculada en el hospital Spallanzani de enfermedades infecciosas, en Roma.
“Vacunarse es un acto de amor y responsabilidad hacia toda la colectividad”, indicó Alivernini, antes de recibir la vacuna en Italia, que ha registrado más de 71.000 decesos a causa del coronavirus.

Las dosis llegaron al aeropuerto internacional de Santiago en un vuelo comercial procedente de Bélgica y fueron subidas a un vehículo hasta una cercana base de la Fuerza Aérea. Después, un helicóptero policial las acercó a unas cuadras de la empresa privada que posee tres súpercongeladores que las mantendrán a menos 70 grados Celsius para mantener su eficacia.
El fármaco llegó en dos cajas de 40x40 centímetros que pesaban 36 kilos, de los cuales 23 kilos eran hielo seco.
Chile es el segundo país de la región en recibir las dosis de Pfizer/BioNTech, después de que México recibiera 3.000 dosis el miércoles. El medicamento está aprobado por el ente regulador estadounidense y su símil chileno.
La próxima semana deben llegar otras 10.000 dosis de vacunas, que debe aplicarse en dos ocasiones con tres semanas de diferencia.
“El plan de vacunación parte hoy. En primer lugar, se va a vacunar al personal de salud de la primera línea”, en tres hospitales de Santiago, dijo el presidente, Sebastián Piñera, que acompañado por varios ministros, recibió el embarque en el terminal militar.