
Las cifras son más bajas que las de muchos países, pero la campaña de vacunación comenzó con mucho retraso y existe el temor de que los nuevos casos superen la capacidad de los hospitales.
La capital de Japón ha tenido 206.745 casos desde que comenzó la pandemia a inicios del año pasado.
Desde el 12 de julio rige el cuarto estado de emergencia. Los Juegos Olímpicos comenzaron el viernes pasado a pesar de la oposición generalizada de la población ante el temor de que agraven el brote.
En todo el país se reportaron 7.630 casos el martes para un total de 882.823.
El promedio móvil de casos es de 3,57 por 100.000 habitantes, comparado con 17,3 en Estados Unidos, 53,1 en Gran Bretaña y 2,76 en India, según datos de la Universidad Johns Hopkins.
El ministro de vacunas, Taro Kono, dijo a The Associated Press que no existen indicios de transmisión del virus de los participantes en los Juegos Olímpicos a la población.
“No creo que haya habido casos relacionados con los Juegos Olímpicos. Así que eso no nos preocupa”, dijo.

La capital de Japón reportó 2.848 nuevos casos de COVID-19, su peor dato desde los 2.520 del pasado 7 de enero. Con estos, Tokio acumula más de 200.000 infecciones desde el inicio de la pandemia el año pasado.
La ciudad está bajo su cuarto estado de emergencia, que se extenderá más allá del final de los Juegos Olímpicos y terminará justo antes del inicio de los Paralímpicos a finales de agosto.
Los expertos habían advertido de que la variante delta del coronavirus, más contagiosa, podría causar un repunte durante los Juegos, que comenzaron el viernes.
Los contagios entre la población más joven y sin vacunar aumentaron drásticamente, apuntaron los expertos. La campaña de vacunación nacional perdió ritmo por las dudas sobre el suministro. Muchos de los cuadros más graves afectan a los mayores de 50, que son mayoría entre los cerca de 3.000 hospitalizados en la ciudad. Las autoridades pedirán a los centros hospitalarios que aumenten su capacidad en alrededor de 6.000 camas, según reportes.
La campaña de vacunación nipona comenzó tarde y lenta, pero remontó en mayo durante varias semanas a medida que se estabilizó la importación de vacunas y el gobierno del primer ministro Yoshihide Suga aumentó la presión para vacunar a más ciudadanos antes de los Juegos. Según el ejecutivo, el 25,5% de los japoneses completaron la pauta de vacunación.
Pese a todo, Japón sigue teniendo menos contagios y decesos que muchos otros países en el mundo. Hasta el lunes tenía un total de 870.445 contagios confirmados en todo el país, con 15.129 decesos.

El país devastado por la guerra registró un aumento del 47% en el número de civiles asesinados y heridos en incidentes violentos en todo el país durante el primer semestre del año, en comparación al mismo periodo de 2020, según el reporte.
“Suplico al Talibán y a los líderes afganos que miren a la macabra y escalofriante trayectoria del conflicto y su devastador impacto sobre los civiles”, dijo Deborah Lyons, representante especial del secretario general de Naciones Unidas para Afganistán.
“El reporte ofrece una clara advertencia sobre que un número sin precedentes de civiles afganos perecerá y será mutilado este año si no se frena la creciente violencia”, añadió Lyons en un comunicado que acompañaba al informe.
El Talibán ha capturado con rapidez bastante territorio en las últimas semanas, tomado cruces fronterizos estratégicos con varios países vecinos y amenaza una serie de capitales de provincia. Sus avances coinciden con la retirada de los últimos soldados estadounidenses y de la OTAN.
El reporte identificó un aumento especialmente brusco en los muertos y heridos dese mayo, cuando el contingente militar extranjero empezó a retirarse del país y se intensificaron los combates ante la ofensiva talibán.
En su reporte Protección de Civiles en Conflicto Armado en Afganistán de mitad de 2021, la misión de Naciones Unidas en el país identificó 1.659 civiles muertos y 3.254 heridos. Eso supuso un aumento del 47% en comparación con el mismo periodo del año anterior.

La organización internacional de derechos humanos publicó sus conclusiones tras investigar tres ataques aéreos israelíes que según dijo mataron a 62 civiles palestinos. “No hay evidencia de objetivos militares en la zona” de los ataques, señaló el grupo.
El reporte también acusó a milicianos palestinos de aparentes crímenes de guerra al lanzar unos 4.000 cohetes y morteros no guiados hacia núcleos de población israelíes. Estos ataques, señaló, violan “la prohibición contra ataques deliberados o indiscriminados contra civiles”.
Sin embargo, el reporte se centró en las acciones israelíes durante los combates y el grupo dijo que en agosto publicaría otro documento separado sobre las acciones de Hamas y otros grupos combatientes palestinos.
“Las fuerzas israelíes realizaron ataques en Gaza en mayo que devastaron familias enteras sin ningún objetivo militar aparente cercano”, dijo Gerry Simpson, director asociado de crisis y conflicto en HRW. La “falta de voluntad continuada” de Israel por investigar los supuestos crímenes de guerra, así como el fuego de cohetes palestinos a zonas civiles israelíes, señaló, subrayan la importante de una investigación en marcha sobre las acciones de ambos bandos que realiza la Corte Penal Internacional.

Pero el estudiante de 22 años comparte la confianza pública en las vacunas generalizada en el país y tiene previsto ponerse sus inyecciones en cuanto llegue su turno.
Varios amigos de Rosado se contagiaron de COVID-19 en fiestas grandes, señaló. Él también salió, pero a lugares no abarrotados, en espacios controlados y con mascarillas.
Como sus socios de la Unión Europea, España comenzó despacio a administrar sus vacunas, en comparación con Gran Bretaña y Estados Unidos, después de que los organismos reguladores aprobaran las primeras vacunas. Pero una vez empezaron a llegar las entregas de las farmacéuticas, el país ganó terreno con rapidez.
Después de completar la vacunación de apenas el 10% de sus adultos entre enero hasta finales de abril, unos 25 millones de personas han recibido ya sus dos inyecciones, lo que coloca a España entre los líderes de vacunación de los 27 países de la Unión Europea.
La campaña de vacunación se ha apoyado en el eficiente sistema de salud pública, un programa bien organizado de vacunación que se atuvo a los grupos de edad y una población que confía en la seguridad de las vacunas infantiles y por tanto resistente en su mayoría al escepticismo en torno a las vacunas contra el COVID-19.
“La vacuna forma parte del genoma de nuestra ciudadanía”, explicó a The Associated Press Amós García, presidente de la Asociación Española de Vacunología. “Nuestros profesionales han tenido siempre muy clara las bondades que tienen las vacunas (...). Siempre se están recomendando de manera rotunda, al momento de ver un niño”.