Mafia ninosCALDONO, Colombia (AP) — Cuando el hijo de 13 años de Patricia Elago Zetty desapareció en el conflictivo suroeste de Colombia, ella no lo dudó. Elago y cinco compañeros de la Guardia Indígena recorrieron terreno montañoso para enfrentarse a los guerrilleros que sospechaban se habían llevado a su hijo y a otro adolescente para reforzar sus filas.
Cuando los guardias desarmados llegaron al campamento guerrillero, unos 30 combatientes los detuvieron a punta de pistola. Tras una tensa espera, un comandante alto salió de una puerta, y Elago dijo que había venido por su hijo. El comandante dijo que verificaría si el niño estaba allí.
Tras aproximadamente una hora de negociaciones y llamadas por radio, llegaron cinco guerrilleros más con su hijo Stiven y el otro niño. Al ver a Stiven, Elago dijo que sintió como si el alma le volviera al cuerpo.
“Me abrazó y me dijo: ‘Mamá, nunca pensé que te arriesgarías tanto’”, contó en una entrevista con The Associated Press. “Fue una victoria”.
Misiones de rescate como la de Elago se han intensificado para la Guardia Indígena del Pueblo Nasa, formada en 2001 para proteger los territorios indígenas de los grupos armados y la destrucción ambiental, como la deforestación y la minería ilegal . Desde 2020, a medida que los grupos armados reforzaban su control del territorio Nasa para expandir cultivos ilícitos como la marihuana y la coca , estas guerrillas han intensificado el reclutamiento de los niños de la región, ofreciéndoles dinero y protección.
Durante ocho días de reportaje en la región del Cauca, AP conversó con más de 20 jóvenes afectados por el reclutamiento, así como con varias familias que enfrentan la misma amenaza. Algunos jóvenes escaparon, otros fueron rescatados y algunos decidieron permanecer con los grupos.
Armas versus un bastón sagrado
Colombia ha soportado más de medio siglo de conflicto interno alimentado por la desigualdad, las disputas territoriales y el narcotráfico. Guerrillas de izquierda, paramilitares de derecha y grupos criminales han luchado por el control del territorio, con comunidades rurales, indígenas y afrocolombianas atrapadas en el fuego cruzado. Un acuerdo de paz de 2016 puso fin a la guerra con el grupo rebelde más grande del país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), pero la violencia nunca cesó por completo.
Desde el acuerdo, el reclutamiento de menores ha sido impulsado principalmente por grupos disidentes de las FARC que rechazaron el proceso de paz. El ELN, una guerrilla marxista activa desde la década de 1960, y el Clan del Golfo, la mayor banda narcotraficante de Colombia, también reclutan forzosamente a menores.
La violencia se cierne sobre la región. Durante la visita de AP, dos excombatientes de las FARC que depusieron las armas bajo el acuerdo de paz fueron asesinados a tiros cerca de Caldono. Al mismo tiempo, familiares denunciaron la desaparición de varios jóvenes, que se cree fueron reclutados.
Éste es el clima en el que ahora trabaja el Guardia, conocido como Kiwe Thegnas en el idioma Nasa Yuwe.
Para los nasa, la coca tiene un profundo significado cultural, espiritual y medicinal. Su explotación para producir cocaína es vista por muchos como una distorsión de una planta sagrada, que alimenta la violencia y la destrucción del medio ambiente.
Los miembros de la Guardia Nacional portan bastones de autoridad, que simbolizan el liderazgo moral y la responsabilidad colectiva. Estos bastones suelen estar adornados con los colores tradicionales de la Guardia, rojo y verde, que representan la sangre y la tierra, y emblemas. Elago, de 39 años, llevaba una pequeña foto de su hijo en el suyo.
Se cree que el bastón, impregnado de espiritualidad, ofrece protección contra el daño, infundiendo a los miembros de la Guardia Nacional el coraje para enfrentarse a los grupos armados. Sin embargo, más de 40 miembros de la Guardia Nacional han sido asesinados desde el acuerdo de paz, según el Consejo Indígena del Cauca (CRIC) de Colombia, una organización de larga trayectoria que representa a los nasa y a otras comunidades indígenas.
“Ellos llevan armas, nosotros llevamos bastones. El bastón representa nuestra vida, nuestro coraje”, dijo Elago. “Nos han apuntado con sus rifles… los han apretado contra nuestros pechos, contra nuestras cabezas”.
Elago dijo que los rebeldes a los que su grupo se enfrentó hace tres años expresaron respeto por la Guardia, pero afirmaron que los chicos se habían unido voluntariamente, lo que la enfureció. Añadió que Stiven había salido de casa el día de su desaparición para cobrar el salario que le debían por trabajar en una finca cerca de una zona cocalera controlada por disidentes de las FARC.
Dijo que los desafió: "Hablan de respetar a los indígenas, pero están matando a nuestros jóvenes. ¿Qué respeto es ese?"
Un rebelde le dijo que nunca había visto a una madre hablar con tanta valentía. Pero otro le advirtió: «Cuídate, mamá. Ya hueles a formaldehído», una sustancia química utilizada para conservar cadáveres.
No todos los rescates tienen éxito.
Eduwin Calambas Fernández, coordinador de Kiwe Thegnas en Canoas, un resguardo indígena en el norte del Cauca, describió cómo encabezó un intento en 2023 para repatriar a dos adolescentes reclutados a través de Facebook . Se reunieron con los comandantes, pero descubrieron que los jóvenes de 15 y 16 años no querían regresar y los grupos armados los consideraban lo suficientemente mayores como para decidir por sí mismos. Calambas afirmó que la principal facción armada de su zona ha declarado que ya no devolverá a sus familias a los reclutas de 14 años o más.
Según la Asociación de Consejos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), los niños son atraídos con promesas de dinero, tratamientos cosméticos o comida para sus familias. Una vez dentro de los campamentos, muchos sufren abusos físicos, adoctrinamiento político y violencia sexual, especialmente las niñas.
“Una vez dentro, es muy difícil salir”, dijo Scott Campbell, alto representante de Naciones Unidas para los derechos humanos en Colombia.
ACIN ha documentado 915 casos de jóvenes indígenas reclutados allí desde 2016, algunos de tan solo 9 años. ACIN ha advertido de un fuerte aumento últimamente, con al menos 79 niños reclutados entre enero y junio.
La Defensoría del Pueblo de Colombia confirmó 409 casos de reclutamiento de niños durante 2024, frente a los 342 del año anterior, con más de 300 casos solo en Cauca, uno de los departamentos más pobres de Colombia.
Campbell calificó la respuesta del gobierno colombiano de "ineficaz e inoportuna", señalando la falta de una presencia estatal constante y la falta de colaboración con las autoridades indígenas en materia de prevención. ACIN afirmó que el gobierno ha dejado que los grupos armados llenen el vacío proporcionando carreteras, alimentos y otros servicios básicos en zonas remotas y desatendidas.
El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), principal organismo de protección infantil, dijo a AP que financia programas comunitarios e iniciativas lideradas por indígenas que han contribuido a que 251 niños abandonaran los grupos armados en el primer semestre de 2025. El ICBF insiste en que está trabajando con las autoridades indígenas y presionando a los grupos armados para que mantengan la prohibición de reclutar a menores.
Grupos armados 'nos pisan los talones'
Desde su aula en lo alto de las montañas, Luz Adriana Díaz observa a los niños llegar cada mañana bajo la sombra de un conflicto que son demasiado pequeños para comprender plenamente. Su pequeña escuela en el pueblo de Manuelico, accesible solo por una carretera sinuosa desde Caldono, está rodeada de un denso bosque y campos de coca sembrados y patrullados por grupos armados. A lo largo de la carretera cuelgan pancartas que promueven el frente Dagoberto Ramos de las FARC, una de las facciones más violentas del Cauca.
“Desde 2020, ha sido muy triste: amenazas, reclutamiento, asesinatos… vivir en medio de la violencia”, dijo Díaz.
Díaz lleva 14 años enseñando en el municipio de Caldono, pero afirma que solo en este pueblo, rodeado de coca, la presencia de grupos armados se ha sentido tan constante. Los docentes "trabajan con ellos bajo su control", afirmó.
La Guardia Indígena ha intensificado las patrullas en el exterior de la escuela para desalentar el reclutamiento. Díaz afirma que los miembros del grupo armado han acudido a la escuela para comprar comida, pedir prestadas sillas e interactuar informalmente con el personal.
"No podemos decir que no", dijo. "He tenido que ser muy cuidadosa".
Varios exalumnos, algunos de tan solo 11 años, ahora están en grupos armados, dijo. Algunos se fueron discretamente. A otros los arrestaron.
Una joven que huyó recientemente de los disidentes de las FARC, hablando bajo condición de anonimato por temor a represalias, dijo que se unió al grupo armado a los 16 años, no porque la obligaran, sino para escapar de problemas familiares.
Dijo que principalmente cocinaba, organizaba provisiones y limpiaba armas. Al principio tuvo miedo, pero no la maltrataron. Finalmente huyó tras un cambio de comandantes que la hizo temer un trato más severo o ser trasladada a una región lejana con mayor riesgo de combate.
Ahora colabora con una iniciativa local que apoya a familias que intentan evitar que sus hijos sean reclutados. Advierte a los adolescentes sobre los riesgos de unirse a grupos armados.
En cuanto a los padres, dijo: “Les digo a las familias que necesitan generar confianza con sus hijos”.
Una madre, que alguna vez fue recluta, teme lo mismo por sus hijos.
Fernández, una mujer de unos 35 años que pidió ser identificada solo por su apellido por temor a represalias, tenía 12 años cuando hombres armados la buscaron en su comunidad rural del Cauca. Aterrorizada y sin una forma clara de negarse, se unió a las filas de las FARC. En los años siguientes, contó que sufrió violaciones, maltrato psicológico y hambre, y presenció castigos brutales contra quienes intentaban escapar.
Su escape, tres años después de ser secuestrada, fue casual. Una noche, un comandante la envió a cargar un celular. En lugar de regresar, se escondió durante días en una casa cercana, protegida por civiles que arriesgaron sus vidas para protegerla, antes de huir de la región.
Ahora, mientras cría a sus tres hijos en un pueblo cerca de Caldono, observa y se preocupa por su hijo mayor, que ahora tiene 12 años.
“Los jóvenes son tan fáciles de engañar... les muestran un poco de dinero o un celular, y creen que así es la vida”, dijo. “Luego los envían a zonas de combate donde mueren muchísimos niños”.
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STEVEN GRATTAN informa sobre la selva amazónica y la deforestación en Latinoamérica para The Associated Press. Reside en Bogotá, Colombia.
(Foto AP/Nadège Mazars)
Lideres EuropeosBERLÍN (AP) — El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, llegó el miércoles a Berlín para mantener conversaciones con el canciller de Alemania, Friedrich Merz, y reuniones virtuales con otros líderes europeos y estadounidenses antes de la cumbre que celebrarán el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el de Rusia, Vladímir Putin, a finales de semana.
Merz convocó una serie de reuniones virtuales para el miércoles en un intento de que se escuche la voz de los líderes europeos y ucranianos antes de la cumbre en Alaska, donde se espera que Trump y Putin discutan un camino hacia el fin de la guerra de Moscú en Ucrania.
Zelenskyy y los líderes de los países europeos han sido excluidos de la cumbre. El portavoz del gobierno alemán, Steffen Meyer, señaló que la intención de las reuniones del miércoles era “dejar clara la posición de los europeos”.
Está previsto que Zelenskyy se reúna primero con sus homólogos europeos para prepararse para una llamada con Trump y con su vicepresidente, JD Vance, aproximadamente una hora después. La conversación entre los mandatarios de la “coalición de los dispuestos” —los países que están preparados para ayudar a supervisar cualquier futuro acuerdo de paz entre Kiev y Moscú— será la última.
El líder ucraniano dijo el miércoles que su gobierno ha mantenido más de 30 conversaciones con sus socios antes de la cumbre en Alaska, pero reiteró sus dudas acerca de que Putin vaya a negociar de buena fe el final de la guerra.
En un mensaje en su canal oficial de Telegram, Zelenskyy afirmó que “actualmente no hay indicios de que los rusos se estén preparando para poner fin a la guerra”, y urgió a los socios de Kiev en Estados Unidos y Europa a coordinar esfuerzos y “obligar a Rusia a la paz”.
“Debe aplicarse presión sobre Rusia para una paz honesta. Debemos aprovechar la experiencia de Ucrania y de nuestros socios para evitar el engaño por parte de Rusia”, indicó Zelenskyy.
Lo que está en juego para Europa
Trump ha dicho que quiere ver si Putin se toma en serio el final de la guerra, que está ya en su cuarto año, y describió la cumbre del viernes como “una reunión de tanteo” en la que podrá evaluar las intenciones del líder ruso.
Pero Trump ha decepcionado a los aliados en Europa al decir que Ucrania tendrá que ceder parte del territorio controlado por Rusia. También dijo que Moscú debe aceptar intercambios de tierras, aunque no está claro qué podría entregar Putin.
Los aliados europeos han presionado para que Ucrania participe en cualquier conversación de paz ante el temor de que las discusiones que excluyan a Kiev puedan favorecer a Moscú.
El lunes, Trump eludió repetidas oportunidades para decir que presionaría para que Zelenskyy participase en su diálogo con Putin, y se mostró desdeñoso con el mandatario ucraniano y su necesidad de formar parte de los esfuerzos de paz. Trump indicó que, después de la cumbre del viernes, se podría organizar una reunión entre líderes rusos y ucranianos, o una reunión con “Putin, Zelenskyy y yo”.
Los europeos y Ucrania temen que Putin, que ha librado la mayor guerra terrestre en Europa desde 1945 y ha utilizado el poder energético del Kremlin para intentar intimidar a la Unión Europea, pueda lograr concesiones favorables y establecer las líneas generales para un acuerdo de paz sin ellos en la mesa.
El temor predominante de los países europeos es que el líder ruso fije su mirada en uno de ellos a continuación si gana en Ucrania.
Concesiones territoriales son inaceptables para Kiev
Zelenskyy dijo el martes que Putin quiere que Ucrania se retire del 30% de la región de Donetsk que aún controla como parte de un acuerdo de alto el fuego, una propuesta que el líder rechazó categóricamente.
El mandatario ucraniano reiteró que Kiev no cederá ningún territorio que controla, alegando que sería inconstitucional y solo serviría como trampolín para una futura invasión rusa.
Según Zelenskyy, las discusiones diplomáticas lideradas por Estados Unidos centradas en poner fin a la guerra no han abordado las demandas clave de su país, como garantías de seguridad para prevenir futuras agresiones rusas e incluir a Europa en las negociaciones.
Tres semanas después del regreso de Trump a la Casa Blanca, su gobierno descartó el posible ingreso de Ucrania en la OTAN —algo que Putin exigía— y señaló que la UE y Ucrania debían hacerse cargo de la gestión de la seguridad en Europa mientras Washington fijaba su atención en otros lugares.
Altos funcionarios de Bruselas creen que Trump podría conformarse con garantizar un alto el fuego en Ucrania, y que probablemente esté más interesado en los intereses geoestratégicos más amplios de Estados Unidos y en la política de grandes potencias, con el objetivo de aumentar los negocios con Rusia y rehabilitar a Putin.
Avances rusos en el Donbás
Las fuerzas rusas en territorio ucraniano han estado cerrando el cerco en torno a la ciudad de Pokrovsk, en la región oriental del Donbás, que comprende el corazón industrial del este de Ucrania que Putin codicia desde hace tiempo.
Los analistas militares que utilizan información de fuentes abiertas para monitorear las batallas indicaron que la capacidad de Ucrania para repeler estos avances podría ser crucial: perder Pokrovsk le daría a Rusia una victoria importante antes de la cumbre y podría complicar las líneas de suministro ucranianas hacia la provincia de Donetsk, donde el Kremlin ha centrado la mayor parte de sus esfuerzos militares.
Por otra parte, las tropas de Kiev atacaron una estación de bombeo de petróleo en la región rusa de Bryansk durante la madrugada del miércoles, según un comunicado del Estado Mayor de Ucrania.
Aviones no tripulados ucranianos alcanzaron la estación de Unecha, que abastece al ejército ruso, explicó el comunicado. Se reportaron daños y un gran incendio en la zona próxima al objetivo, agregó.
Unecha transporta petróleo a dos oleoductos con una capacidad anual de bombeo de 60 millones de toneladas. La operación fue ejecutada por unidades de las Fuerzas de Sistemas No Tripulados del ejército ucraniano y la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa, de acuerdo con la nota.
Cook informó desde Bruselas. La periodista de The Associated Press Samya Kullab en Kiev, Ucrania, contribuyó a este despacho.
Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.
STEFANIE DAZIO
Dazio covers Northern Europe from Berlin for The Associated Press. She previously covered crime and criminal justice from Los Angeles.
(John MacDougall/Pool Foto via AP)
POR  STEFANIE DAZIO, LORNE COOK and ASSOCIATED PRESS
Uribe muereBOGOTÁ (AP) — Miguel Uribe Turbay, el senador y precandidato presidencial colombiano que fue baleado en un mitin político hace poco más de dos meses en un ataque que sacudió al país, falleció el lunes en el hospital, informó su esposa. Tenía 39 años.
“Descansa en paz amor de mi vida, yo cuidaré a nuestros hijos”, indicó su mujer María Claudia Tarazona en un mensaje en Instagram en el que confirmó su muerte. “Pido a Dios que me muestre el camino para aprender a vivir sin ti”.
Uribe Turbay permaneció más de dos meses en estado sumamente grave y con pronóstico reservado tras ser intervenido quirúrgicamente de emergencia. Fue baleado cuando hacía campaña en el occidente de la capital colombiana, pese a estar custodiado por elementos de seguridad.
El ataque, que quedó grabado en video, conmocionó a un país que recordó las oscuras épocas en las que candidatos presidenciales y figuras de alto nivel eran secuestrados o asesinados por cárteles del narcotráfico y grupos insurgentes en las décadas de 1980 y 1990.
Uribe Turbay era uno de los candidatos más críticos con el actual gobierno, y en octubre del año pasado había anunciado su aspiración presidencial. Engrosaba la lista de precandidatos que intentan reemplazar en el poder a Gustavo Petro, el primer izquierdista en gobernar Colombia, en las elecciones de mayo de 2026.
Nació en 1986 en la capital colombiana en el seno de una familia de larga tradición política. Su abuelo, Julio César Turbay Ayala, fue presidente de Colombia entre 1978 y 1982. Su padre, Miguel Uribe Londoño, es un político conservador que llegó al Consejo de Bogotá y al Senado en 1990.
Su madre, Diana Turbay, fue una prolífica periodista secuestrada en 1990 por “Los extraditables”, un grupo de narcotraficantes encabezado por el capo Pablo Escobar que se oponían a la extradición a Estados Unidos. Turbay murió en 1991 durante un rescate policial, cuando Uribe Turbay era un niño de 5 años.
“Si mi mamá estuvo dispuesta a dar su vida por una causa, cómo no voy a hacer yo lo mismo en la vida y en la política”, declaró Uribe Turbay el año pasado en una entrevista con la periodista Eva Rey.
Abogado de profesión y con una maestría en administración pública por la Universidad de Harvard, Uribe Turbay fue elegido concejal de Bogotá con sólo 26 años y luego nombrado secretario de Gobierno de la misma ciudad. En 2022 se convirtió en el senador más votado de Colombia por el partido Centro Democrático que lidera el expresidente Álvaro Uribe Vélez (2002-2010), con quien no tenía ningún parentesco.
“El mal todo lo destruye, mataron la esperanza. Que la lucha de Miguel sea luz que ilumine el camino correcto de Colombia”, lamentó Uribe en la red social X.
Con su aspiración presidencial buscaba dar un salto y convertirse en el presidente más joven del país a sus 39 años, aunque no estaba en la lista de favoritos en una campaña aún en ciernes.
El sábado 7 de junio el senador recorrió el barrio Modelia en Fontibón, una localidad del occidente de Bogotá, y se detuvo en un parque para dar un discurso sobre la salud mental y las condiciones de trabajo para la población con discapacidad. Entonces recibió varios disparos, uno de ellos en la cabeza.
En el lugar fue detenido un sospechoso, un menor de 15 años cuya identidad no ha sido revelada, quien portaba una pistola Glock 9 milímetros. Luego fueron arrestadas cinco personas que habrían participado en la logística y ejecución del ataque, entregando el arma al menor.
La fiscalía investiga el móvil del atentado e intenta determinar al autor o autores intelectuales. Hay varias hipótesis sobre las razones del ataque, las cuales incluyen un golpe a la oposición, un intento de desestabilizar al país y una respuesta de grupos armados ilegales.
La firma de abogados del precandidato denunció que él no contaba con la protección suficiente, pese a insistentes solicitudes de reforzarla. Petro ha dicho que el día del ataque fue “extrañamente” disminuido el equipo de seguridad de Uribe.
En un repudio de la sociedad al ataque, más de 70.000 personas marcharon vestidas de blanco y ondeando banderas de Colombia. Se le denominó “Marcha del silencio”, en una evocación del nombre que usó Jorge Eliecer Gaitán para una protesta en 1948. Gaitán fue asesinado cuando se perfilaba para ser presidente, un hecho que marcó la historia del país.
La familia de Uribe Turbay fue acompañada durante varios días por decenas de personas que, preocupadas por su salud, convirtieron el exterior de la clínica en una especie de altar con flores y veladoras.
Tarazona solía acompañar las oraciones mirando a través de un cristal, y algunas veces hablaba en público para pedir que no cesaran de orar por el precandidato.
La pareja se conoció cuando Uribe Turbay era aspirante al Consejo de Bogotá. Tarazona tenía tres hijas de su primer matrimonio, a quienes el político ayudó a criar y decía querer como si fueran sus hijas. Juntos tuvieron un hijo en común.
“Ningún niño en Colombia debería repetir la historia que está viviendo mi hijo hoy: contarle a sus 4 años que su papá sufrió un disparo en la cabeza”, dijo la esposa de Uribe Turbay tras el ataque.
(AP Foto/Fernando Vergara, archivo)
POR  ASTRID SUÁREZ
Regresan migrantesMARACAIBO, Venezuela (AP) — Las manos de Yosbelin Pérez han fabricado decenas de miles de las planchas redondas de aluminio que las familias venezolanas calientan a diario para cocinar arepas. Se enorgullece de elaborar el venerado "budare", el denominador común entre las casas rurales con techo de lámina y los apartamentos de la ciudad, pero no posee nada a su nombre a pesar de los años que lleva vendiendo utensilios de cocina.
De hecho, Pérez debe unos 5.000 dólares porque ella y su familia nunca llegaron a Estados Unidos, donde esperaban escapar de la profunda crisis política, social y económica de Venezuela. Ahora, al igual que miles de venezolanos que han regresado a su país este año, ya sea voluntaria o no, están empezando de cero mientras la crisis se agrava.
“Cuando decidí irme en agosto, lo vendí todo: casa, pertenencias, auto, todo de mi fábrica: moldes, arena. Me quedé sin nada”, dijo Pérez, de 30 años, en casa de sus suegros en el oeste de Venezuela. “Llegamos a México, nos quedamos siete meses, y cuando el presidente (Donald Trump) llegó al poder en enero, dije: '¡Vámonos!'”.
Ella, su esposo y sus cinco hijos regresaron a su país sudamericano en marzo.
La pandemia de COVID-19 empujó a los migrantes a Estados Unidos
Más de 7,7 millones de venezolanos han migrado desde 2013, cuando la economía de su país, dependiente del petróleo, se desmoronó. La mayoría se asentó en América Latina y el Caribe, pero tras la pandemia de COVID-19, los migrantes vieron en Estados Unidos su mejor oportunidad para mejorar sus condiciones de vida.
Muchos venezolanos ingresaron a Estados Unidos bajo programas que les permitieron obtener permisos de trabajo y los protegieron de la deportación. Sin embargo, desde enero, la Casa Blanca ha eliminado las protecciones para los inmigrantes y ha buscado agresivamente su deportación, mientras el presidente estadounidense Donald Trump cumple su promesa de campaña de limitar la inmigración a Estados Unidos.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, se había negado durante mucho tiempo a aceptar de vuelta a los venezolanos deportados, pero cambió de postura a principios de este año bajo presión de la Casa Blanca. Los inmigrantes ahora llegan regularmente al aeropuerto de las afueras de la capital, Caracas, en vuelos operados por un contratista del gobierno estadounidense o por la aerolínea estatal venezolana.
El gobierno estadounidense ha defendido sus audaces medidas, incluyendo el envío de más de 200 venezolanos a una prisión en El Salvador durante cuatro meses, argumentando que muchos de los inmigrantes pertenecían a la violenta pandilla Tren de Aragua . El gobierno no presentó pruebas que respaldaran la acusación general. Sin embargo, varios inmigrantes deportados recientemente han afirmado que las autoridades estadounidenses juzgaron erróneamente sus tatuajes y los utilizaron como excusa para deportarlos.
Maduro declaró 'emergencia económica'
Muchos de quienes regresan a casa, como Pérez y su familia, se encuentran con condiciones de vida más duras que cuando se fueron, ya que la crisis monetaria, la inflación de tres dígitos y los salarios miserables han hecho que la comida y otras necesidades básicas sean inasequibles, por no hablar del vehículo, la casa y los aparatos electrónicos que vendieron antes de emigrar. El salario mínimo mensual de 130 bolívares, o 1,02 dólares al lunes, no ha aumentado en Venezuela desde 2022. La gente suele tener dos, tres o más trabajos para reunir el dinero.
Este último capítulo de la crisis de 12 años incluso llevó a Maduro a declarar una “emergencia económica” en abril.
David Rodríguez emigró dos veces a Colombia y Perú antes de intentar llegar a Estados Unidos. Salió de Venezuela el año pasado, cruzó el peligroso Tapón del Darién a pie, atravesó Centroamérica y caminó, se subió a un tren y tomó autobuses por todo México. Se entregó a las autoridades migratorias estadounidenses en diciembre, pero fue detenido durante 15 días y deportado a México.
En quiebra, Rodríguez, de 33 años, trabajó como conductor de mototaxi en Ciudad de México hasta que ahorró suficiente dinero para comprar su boleto de avión de regreso a Venezuela en marzo.
“Irme a Estados Unidos... fue un revés total”, dijo sentado en casa de un familiar en Caracas. “Ahora mismo, no sé qué hacer salvo salir de deudas primero”.
Debe pagar $50 a la semana por una motocicleta que compró para trabajar como mototaxista. En una buena semana, dijo, puede ganar $150, pero hay otras en las que solo gana lo suficiente para cubrir el pago de $50.
Los migrantes buscan usureros
Algunos migrantes se matricularon en escuelas de belleza y pastelería o se convirtieron en repartidores de comida tras ser deportados. Otros ya habían emigrado a España. Muchos recurrieron a usureros.
El cuñado de Pérez, quien también fabricaba utensilios de cocina de aluminio antes de emigrar el año pasado, le permite usar el horno y otros electrodomésticos que dejó en su casa de Maracaibo para que la familia pueda ganarse la vida. Pero la mayor parte de sus ganancias se destina a cubrir el 40% de interés mensual de un préstamo de $1,000.
Si la deuda no fuera suficiente preocupación, Pérez también tiene que preocuparse por la razón exacta que la alejó: la extorsión.
Pérez dijo que ella y su familia huyeron de Maracaibo después de que ella pasara varias horas bajo custodia policial en junio de 2024 por negarse a pagarle $1,000 a un oficial. El oficial, según Pérez, tocó a su puerta y le exigió el dinero a cambio de permitirle seguir operando su negocio de utensilios de cocina sin permiso en su patio trasero.
Dijo que los oficiales la rastrearon a su regreso y ya le exigieron dinero.
“Trabajo para ganarme la vida de un día para otro... La semana pasada vinieron unos guardias. 'Mira, tienes que apoyarme'”, dijo Pérez que le dijeron a principios de julio.
Entonces, si no les doy nada (dinero), aparecen otros también. Le transferí $5. Tiene que ser más de $5 porque si no, te van a pelear.
(Foto AP/Matias Delacroix)
Por  REGINA GARCIA CANO
300 migrantesTAPACHULA, México (AP) — Escoltados por la policía y acompañados por un sacerdote católico, unos 300 migrantes comenzaron a caminar hacia el norte el miércoles desde el sur de México, incluso mientras el activista que ayudó a organizarlos seguía bajo custodia policial por acusaciones de trata de personas.
Este martes, autoridades detuvieron a Luis García Villagrán , líder de una organización no gubernamental local en la ciudad de Tapachula, en el estado de Chiapas, por presuntos delitos relacionados con su trabajo con migrantes.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, dijo durante su rueda de prensa diaria el miércoles que él “no era un activista” sino que estaba vinculado al tráfico de personas, y “ese es el delito”.
Sheinbaum afirmó que había una orden de arresto pendiente contra García Villagrán desde hacía años. Se desconocía por qué esta figura pública y de gran franqueza no había sido arrestada antes.
Más tarde el miércoles, las autoridades mexicanas informaron en un comunicado que los investigadores habían identificado una red de tráfico de migrantes que utilizaba diversas organizaciones y fundaciones como fachada para el tráfico de migrantes y drogas a través de México. No proporcionaron más detalles.
El comunicado conjunto de la Procuraduría General de la República y las fuerzas de seguridad indicó que el presunto papel de García Villagrán era obtener documentación falsa a los migrantes para permitirles cruzar México.
El grupo de migrantes que salió de Tapachula, cerca de la frontera con Guatemala, fue pequeño en comparación con las caravanas migrantes de años anteriores . Ha habido muy poco movimiento de migrantes en público desde que el presidente estadounidense Donald Trump asumió el cargo en enero, aunque las cifras de migración venían disminuyendo incluso antes.
Quienes caminaron el miércoles dijeron que su objetivo no era llegar a Estados Unidos, sino al centro de México. Se quejaron de que llevaban meses esperando para legalizar su estatus o recibir asilo.
En los últimos años, el gobierno mexicano ha trabajado para contener a los migrantes en el sur de México, lejos de la frontera con Estados Unidos. En ocasiones, esta estrategia ha incrementado el número de migrantes en Tapachula, hasta el punto de que cientos de ellos emprenden marchas de protesta. Chiapas es el estado más pobre de México y los migrantes se quejan de la escasez de trabajo y vivienda disponible.
El miércoles, Johnny López, de Ecuador, caminó con su esposa y sus tres hijos, incluyendo un bebé nacido en Tapachula. Habían esperado en la ciudad sureña el resultado de su solicitud de asilo, que finalmente fue rechazada. Ahora planeaban viajar a la Ciudad de México, donde López espera encontrar trabajo para mantener a su familia.
Los migrantes fueron escoltados por agentes de inmigración, policías, marinos y paramédicos.
Heyman Vázquez, un sacerdote católico que acompañó a los migrantes, calificó de “injusta” la detención de García Villagrán.
Vázquez dijo que esto demuestra la preocupación del gobierno mexicano por las caravanas migrantes, que dijo se resolverá facilitando la legalización de los migrantes.
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(Foto AP/Edgar H. Clemente)

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