WASHINGTON (AP) — La Casa Blanca informó el martes que la próxima semana se distribuirán 27 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus, más de tres veces la cantidad de cuando el presidente Joe Biden asumió el cargo hace poco más de dos meses.
El coordinador de la respuesta al coronavirus, Jeff Zients, informó a los gobernadores en su conferencia telefónica semanal que la próxima semana se enviarán 23 millones de dosis de Pfizer y Moderna y alrededor de 4 millones de la vacuna de dosis única de Johnson & Johnson.
Aproximadamente 18 millones de esas vacunas se entregarán directamente a los estados y jurisdicciones para que las administren, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki. La mayor parte del resto se destinará al programa federal de farmacias minoristas, y una parte menor a los centros de salud comunitarios calificados a nivel federal.
La administración espera que los suministros sigan aumentando en las próximas semanas, mientras más estados relajan los criterios de elegibilidad para las vacunas. Biden quiere que todos los adultos sean elegibles para recibirlas en todo el país antes del 1 de mayo.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, más de 82,7 millones de personas, o el 24,9% de la población ha recibido al menos una dosis de vacuna contra el coronavirus. Unos 44,9 millones de personas, o el 13,5% de la población, han completado el esquema.
Por otra parte, el promedio móvil de siete días para casos nuevos diarios en Estados Unidos disminuyó en las últimas dos semanas de 58.252 el 7 de marzo a 54.307 el lunes, según la Universidad Johns Hopkins.
En cuando a la cifra de muertes, promedio móvil de siete días bajó en las últimas dos semanas de 1.693 el 7 de marzo a 1.000 el lunes, según dicha universidad.
BOULDER, Colorado, EE.UU. (AP) — El hombre de 21 años acusado de matar a 10 personas en un supermercado en Colorado sufría de ataques repentinos de furia y lo suspendieron en el colegio secundario por atacar a golpes a un compañero de clase, revelaron conocidos y fuentes policiales.
Ahmad Al Aliwi Alissa, residente de Arvada, un suburbio de Denver, fue encarcelado el martes y acusado de asesinato al día siguiente del ataque en la tienda de comestibles King Snoopers en Boulder. Su primera audiencia judicial está prevista para el jueves.
El 16 de marzo, seis días antes del ataque, Alissa compró un fusil de asalto, según la declaración jurada del arresto. Los investigadores no han descubierto el motivo, dijo el fiscal del condado de Boulder, Michael Dougherty. Tampoco sabían por el momento dónde había adquirido el arma.
Uno de los muertos era el agente de policía Eric Talley, de 51 años, el primero en arribar ante una denuncia de disparos y de un hombre portando un arma, dijo la jefa de policía Maris Herold.
Según un agente policial al tanto de los hechos, la familia del sospechoso dijo a los investigadores que creían que Alissa padecía algún tipo de enfermedad mental y tenía delirios. Los parientes dijeron que en ocasiones Alissa decía que lo estaban siguiendo o persiguiendo, y que tal vez eso lo volvía violento. El agente informó a The Associated Press bajo la condición de anonimato por no estar autorizado a hablar públicamente sobre el caso.
Después del tiroteo, los detectives fueron a la casa de Alissa y encontraron a su cuñada, quien les dijo que dos días antes lo había visto jugando con un arma que parecía una “ametralladora”, según la declaración de arresto.
Nadie salió el martes a la puerta de la casa en Arvada que se cree pertenece al padre del sospechoso. La casa de dos pisos con garaje con capacidad para tres autos se encuentra en un vecindario de clase media y alta relativamente nuevo.
El martes por la noche, un centenar de personas se encontraba en un monumento improvisado cerca de la tienda de alimentos adornado con flores, velas, banderas con la leyenda “#Boulderstrong” (Boulder fuerte) y 10 cruces con corazones azules y los nombres de las víctimas.
Cuatro niñas formaban un corrillo y una de ellas lloraba al recordar cómo protestaron la masacre de 2018 en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, Florida. Otros recordaban la masacre de 1999 en la escuela secundaria Columbine y la de 2012 en un cine de Aurora.
Aparte del agente Talley, los otros muertos fueron Denny Stong, de 20 años; Neven Stanisic, de 23; Rikki Olds, de 25; Tralona Bartkowiak, de 49; Suzanne Fountain, de 59; Teri Leiker, de 51; Kevin Mahoney, de 61; Lynn Murray, de 62, y Jodi Waters, de 65.
WASHINGTON (AP) — Los resultados de un ensayo de Estados Unidos de la vacuna de AstraZeneca contra el COVID-19 podría haber incluido “información desactualizada”, lo que podría suponer que la firma ofreció una imagen incompleta de los datos de eficacia, según indicaron el martes de madrugada las autoridades federales de salud de Estados Unidos.
Un portavoz de la farmacéutica dijo el martes que la firma lo estaba “investigando”.
AstraZeneca reportó el lunes que su vacuna contra el COVID-19 ofrecía una fuerte protección a adultos de todas las edades en un esperado estudio en Estados Unidos. El hallazgo podría ayudar a reconstruir la confianza pública en el fármaco en todo el mundo y acercarla a su aprobación en Estados Unidos.
En el ensayo sobre 30.000 personas, la vacuna tuvo una efectividad del 79% a la hora de evitar casos sintomáticos de COVID-19, incluido entre adultos mayores. No hubo casos graves ni hospitalizaciones entre los voluntarios vacunados, en comparación con cinco casos en los participantes que recibieron placebos. La cifra es pequeña, pero coincide con los resultados en Gran Bretaña y otros países de que la vacuna protege contra los peores efectos de la enfermedad.
AstraZeneca también dijo que los observadores independientes de seguridad no habían identificado efectos secundarios graves, y en concreto no habían identificado un riesgo aumentado de coágulos sanguíneos como los identificados en Europa, lo que llevó a muchos países a suspender brevemente las vacunaciones la semana pasada.
WASHINGTON (AP) — El gobierno del presidente Joe Biden ha intentado por varias semanas evitar que el público vea las imágenes como las que se dieron a conocer el lunes, en las que se ve a niños inmigrantes bajo custodia federal que duermen en colchonetas, cubiertos con mantas isotérmicas y separados en grupos por láminas de plástico.
Los funcionarios del gobierno se han rehusado tajantemente a describir como una crisis la detención de más de 15.000 menores migrantes, o la situación en la que viven. Sin embargo, han obstaculizado la mayoría de las gestiones de observadores independientes.
Las autoridades prohibieron impidieron que abogados de organizaciones no gubernamentales que realizan tareas de inspección ingresaran a una carpa de la Patrulla Fronteriza en la que miles de niños y adolescentes se encontraban detenidos. Además, las agencias federales han rechazado o desatendido decenas de solicitudes de medios de comunicación para ingresar a los centros de detención. El acceso sí fue concedido en varias ocasiones por el gobierno del presidente Donald Trump, que se distinguió por medidas migratorias muy restrictivas.
El nuevo presidente enfrenta crecientes críticas, incluso de algunos demócratas, por la aparente falta de transparencia en la frontera.
El asesor de seguridad nacional de Biden, Jake Sullivan, dijo el lunes que “el gobierno tiene un compromiso con la transparencia para asegurarse de que la prensa tenga la oportunidad de reportar todos los aspectos de lo que sucede en la frontera”.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, añadió que se trabaja con funcionarios de seguridad nacional y del Departamento de Salud y Servicios Humanos para “ultimar detalles” y que esperaba tener una actualización de la situación en “los próximos días”.
El lunes, Axios publicó una serie de fotografías tomadas desde el interior del mayor centro de detención de la Patrulla Fronteriza, una enorme instalación de carpas en la ciudad de Donna, en el sur de Texas. Las fotos fueron difundidas por el representante demócrata Henry Cuellar, que representa a la ciudad fronteriza de Laredo, Texas.
A pesar del clamor por acelerar la campaña de vacunación de Estados Unidos contra COVID-19 y lograr que el país vuelva a la normalidad, los primeros tres meses del lanzamiento sugieren que lo más rápido no es necesariamente mejor.
Un nuevo análisis descubrió que estados como Carolina del Sur, Florida y Missouri, que se adelantaron a otros para ofrecer la vacuna a grupos cada vez más grandes de personas, han inyectado a porcentajes más pequeños de su población que aquellos que se movieron más lenta y metódicamente, como Hawai y Connecticut.
La explicación, según los expertos, es que ampliar tan rápido la elegibilidad provocó un aumento en la demanda demasiado grande y un grave desorden que los estados no pudieron manejar. Los suministros de vacunas resultaron insuficientes o impredecibles, los sitios web y las líneas telefónicas colapsaron, lo que generó confusión, frustración y resignación entre muchas personas.
“La infraestructura simplemente no estaba lista. Fue contraproducente”, dijo la doctora Rebecca Wurtz, médica especializada en enfermedades infecciosas y especialista en datos de salud de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Minnesota. “En la prisa por satisfacer a todos, los gobernadores satisficieron a pocos y frustraron a muchos”, agregó.
Los hallazgos podrían contener una lección importante para los gobernadores, muchos de los cuales han anunciado expansiones drásticas en los últimos días después de que el presidente Joe Biden pidió que todos los adultos fueran elegibles para la vacunación antes del 1 de mayo.
“Si se está más orientado y más concentrado, se puede hacer un mejor trabajo”, dijo Sema Sgaier, directora ejecutiva de Surgo Ventures, una organización sin fines de lucro de datos de salud que realizó el análisis en colaboración con The Associated Press. “Puede abrirse, si se ha configurado la infraestructura para vacunar a todas esas personas rápidamente”.
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