
BRUSELAS (AP) — Estados Unidos anunció el miércoles sanciones contra las dos hijas adultas del presidente ruso Vladimir Putin y agregó que estaba endureciendo las sanciones contra los bancos rusos en represalia por los “crímenes de guerra” en Ucrania.
El Reino Unido congeló los activos de dos grandes bancos, prohibió las inversiones británicas en Rusia y se comprometió a dejar de depender del carbón y el petróleo rusos para fin de año.
Se prevé que la Unión Europea también tomará medidas adicionales que incluyen la prohibición de nuevas inversiones en Rusia y un embargo sobre el carbón al surgir pruebas de las atrocidades cometidas tras el retiro de las fuerzas rusas de Bucha.
Estados Unidos tomó medidas contra dos de los bancos más grandes de Rusia, Sberbank y Alfa Bank, prohibiendo que sus activos entren en contacto con el sistema financiero norteamericano y prohibiendo a los estadounidenses que hagan negocios con ambas instituciones.
Además de las sanciones dirigidas a las hijas adultas de Putin —Mariya Putina y Katerina Tikhonova—, Estados Unidos apuntó contra el primer ministro, Mikhail Mishustin; la esposa y los hijos del ministro de Relaciones Exteriores, Sergey Lavrov; y miembros del Consejo de Seguridad de Rusia, entre ellos Dmitry Medvedev, expresidente y actual primer ministro.
Las sanciones expulsan a todos los familiares cercanos de Putin del sistema financiero estadounidense y congelan cualquier activo que tengan en Estados Unidos.
El presidente Joe Biden calificó la última ronda de sanciones de “devastadora”.
“Dejé en claro que Rusia pagaría un precio grave e inmediato por sus atrocidades en Bucha”, tuiteó Biden.
Se esperaba que Biden firmara una orden ejecutiva que le prohíba a los estadounidenses hacer nuevas inversiones en Rusia, sin importar dónde vivan. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos está preparando más sanciones contra las principales empresas estatales rusas, según la Casa Blanca.
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WASHINGTON (AP) — El expresidente Barack Obama regresó el martes a la Casa Blanca para celebrar el duodécimo aniversario de su Ley de Salud Asequible, que ya forma parte del entramado del sistema médico estadounidense y cuyo alcance pretende ampliar el presidente Joe Biden.
Las inscripciones al sistema de salud han aumentado durante el gobierno de Biden, y los subsidios más generosos de los contribuyentes han reducido los costos para los derechohabientes, aunque sea temporalmente.
La última vez que Obama estuvo en la mansión fue el 20 de enero de 2017, cuando él y su sucesor, un presidente electo empeñado en derrocar al sistema de salud “Obamacare”, partieron al Capitolio para la ceremonia de la toma de posesión de Donald Trump.
“Es bueno estar de vuelta en la Casa Blanca. Ha pasado algo de tiempo”, afirmó Obama en la Sala Este de la residencia oficial después de que la vicepresidenta Kamala Harris lo presentara. Comenzó refiriéndose a Biden como “vicepresidente” antes de admitir la broma y abrazar a su exnúmero dos.
Obama dijo que Biden y él lograron “mucho” en sus ocho años como dirigentes del país, pero recalcó: “Nada me enorgulleció más que brindar una mejor atención médica y más protecciones a millones de personas en todo el país”.
La Ley de Cuidado de Salud Asequible “fue un ejemplo de por qué te postulas para un cargo en primer lugar”, agregó Obama, calificándola como el “punto culminante de mi tiempo aquí”.
Biden y Obama conmemoraron el duodécimo aniversario de la ley, que en 2010 el entonces vicepresidente calificó memorablemente de “un gran acuerdo”, junto con una palabra altisonante. Su poder de permanencia se ha visto reforzado por tres victorias en la Corte Suprema y un enfático voto negativo del difunto senador John McCain, republicano por Arizona, que desinfló los intentos del presidente Trump de revocarla y reemplazarla.
La ley fue un tema tan espinoso en 2010 que los demócratas rara vez la mencionaban de cara a las elecciones de mitad de mandato, que resultaron ser, en palabras del propio Obama, una “paliza”. Ahora, en cambio, los demócratas esperan que la ecuación política juegue a su favor y que un enfoque centrado en apuntalar la ley de salud para adolescentes pueda ayudarles a evitar una debacle en las urnas este noviembre.
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