
El principal organismo médico de Chile tiene registradas a 230 personas que han perdido la vista tras recibir disparos en un ojo durante las manifestaciones que por prácticamente un mes han sacudido al país en demanda de mejoras sociales.
Y de ellas, al menos 50 necesitarán prótesis oculares. “Lo que significa que el paciente no sólo pierde la visión de su ojo, sino que pierde el ojo propiamente”, dijo a The Associated Press el doctor Patricio Meza, vicepresidente del Colegio Médico chileno.
Los afectados tienen en promedio 30 años, el 85% de ellos son hombres. “En el 80% de ellos el daño está causado por el impacto en sus ojos un balín o de un perdigón”, aseveró Meza.
“Estamos frente a una verdadera crisis sanitaria, a una emergencia sanitaria, puesto que en tan pocos días, en tres semanas tenemos el mayor número de casos con complicaciones oculares severas por golpes en el ojo”, afirmó Meza.
Las protestas iniciaron tras un incremento al precio del boleto del subterráneo, pero rápidamente la gente comenzó a exigir cambios en distintas áreas para terminar la desigualdad que afecta al país e inclusive la modificación de la Constitución, aprobada en 1980, en plena dictadura militar.
En las manifestaciones es común ver a policías disparar sus escopetas antidisturbios, muchas veces dirigidas al cuerpo. Meza afirmó que muchas veces “son disparadas en 90 grados, es decir, directo a la cara”.
Organismos como el Instituto Nacional de Derechos Humanos han dicho que si bien es condenable cualquier acto violento de los manifestantes, eso no justifica “el uso indiscriminado de escopeta antimotines”.

Poco antes, Áñez anunció que tendrá dos tareas: convocar a nuevas elecciones en tres meses y anular la sentencia del Tribunal Constitucional que permitió a Morales postular a un cuarto mandato en los comicios del 20 de octubre. Si logra esto último, Morales no podría participar en los próximos comicios.
En tanto, los parlamentarios de su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), que controla la mayoría en Asamblea Legislativa, iniciaron una ofensiva política destinada a anular la autoproclamación de Áñez, que tildan de ilegal, según dijo el diputado Juan Cala.
Los legisladores alegan que la sesión del Senado que permitió a Áñez colocarse en la línea de la sucesión no tuvo quorum.
El Tribunal Constitucional avaló el procedimiento por el que Áñez se declaró presidenta interina ante el vacío de poder que generó la renuncia de Morales y su posterior ausencia del país.
En paralelo, las bases del MAS salieron a la calle en La Paz para reclamar el regreso de su líder, mientras cocaleros y campesinos iniciaron el corte de rutas en varias regiones rurales. La policía debió usar gases para dispersar una protesta que pretendía ingresar hasta la Asamblea.
“Morales se resiste a dejar el poder y desde el exterior está convulsionando al país”, dijo Gustavo Pedraza, excandidato a vicepresidente en la alianza que lideró el expresidente Carlos Mesa, segundo en los comicios anulados.
Arturo Murillo, ministro de Gobierno, denunció a Juan Ramón Quintana, brazo derecho de Morales, de estar operando desde la clandestinidad para articular las protestas contra el nuevo gobierno.

Tras la renuncia del presidente Evo Morales y de los funcionarios y legisladores que deberían sucederlo, los reflectores voltearon a esta senadora de la oposición. O, mejor dicho, la legisladora puso el reflector en ella al asegurar que como segunda vicepresidenta de la cámara alta le tocaba asumir como titular interina del Ejecutivo.
Sin embargo, antes Áñez tenía que ser nombrada presidenta del Senado, algo que requería los votos de la mayoría de la cámara, actualmente dominada por el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Morales.
Una sesión extraordinaria fue convocada para la tarde del martes, pero los legisladores no se dieron cita como se esperaba, por lo que Áñez --apoyada por la oposición-- se declaró mandataria interina. Poco después, ingresó al viejo Palacio de Gobierno con una Biblia en la mano, aunque nadie le tomó juramento. Una vez ahí pidió un minuto de silencio para los cuatro muertos durante las protestas y llamó a las Fuerzas Armadas a ayudar a pacificar el país.
Poco después, se escucharon bocinazos y petardos en la ciudad. Paralelamente, seguidores de Morales rechazaban la decisión a unas cuadras del lugar.
Entre lágrimas, la legisladora dijo la víspera a periodistas que lo haría sólo “para dar una certidumbre al país”, de manera transitoria y para convocar a nuevas elecciones. “Lo que quiero es aportar, es darle una solución a esta crisis tan horrible que estamos viviendo”, dijo sollozando ante las cámaras de televisión.
Si su posición se mantiene, Áñez sería la segunda mujer en gobernar el país después de Lidia Gueiler, quien fue presidenta interina de Bolivia entre 1979 y 1980.
21:44
Colombia se suma a la lista de países que reconoce a la legisladora opositora Jeanine Áñez como presidenta interina de Bolivia.
A través de un mensaje en Twitter, la cancillería de ese país expresó que “a nombre del Gobierno colombiano, reconoce a @JeanineAnez como Presidenta interina de Bolivia y la acompaña en su propósito de avanzar hacia una pronta realización de elecciones libres, transparentes y con observación internacional”.
19:10
El gobierno de Guatemala reconoce a la senadora opositora Jeanine Áñez como presidenta interina de Bolivia.
En un mensaje en su cuenta de Twitter, la cancillería guatemalteca señaló que le da “su apoyo a todos los esfuerzos para el restablecimiento del orden constitucional” y del estado de derecho en Bolivia.
Añadió que apoya cualquier acción que contribuya a la realización de nuevas elecciones transparentes, justas y con observación internacional
Antes, el gobierno de Brasil también reconoció a Áñez como presidenta interina.
El expresidente Evo Morales renunció a su cargo el domingo en medio de presiones de las fuerzas armadas y protestas en su contra.

¿POR QUÉ FUE SU PRESIDENCIA TAN DESTACADA?
Cuando Morales, el hijo de un pastor de llamas, ganó la presidencia por una abrumadora mayoría en 2006, su victoria fue considerada un logro histórico para la considerable población indígena del país, que no tuvo derecho a voto hasta 1952.
En ese momento, los 36 grupos indígenas de Bolivia representaban el 60% de sus 8,5 millones de habitantes. Para muchos, Morales, que es aymara, fue el primer líder que se les parecía y pensaba como ellos.
Como muchos compatriotas, Morales creció en una pobreza extrema. Cuatro de sus seis hermanos murieron en la infancia. En la campaña electoral, dejó de lado el tradicional traje y corbata de los políticos y optó por informales camisas de manga corta e incluso una chaqueta de cuero, mientras llamaba cariñosamente “hermana” a las mujeres y “jefe” a los hombres.
Se hizo un hueco en el panorama político como líder de un sindicato cocalero que jugó un importante papel en las protestas que derrocaron a dos gobiernos y prometió revertir siglos de desigualdad hacia los marginados.
“Estamos acá para cambiar juntos estas injusticias, este saqueo permanente a nuestros recursos naturales” además de la discriminación, el odio y el desprecio, dijo luego de su triunfo.