
Ahora, la tarea es convencer a más jóvenes en el país para que se vacunen.
La disminución de casos graves entre las personas mayores de 65 años es especialmente alentadora debido a que los ancianos han representado alrededor del 80% de los fallecimientos por COVID-19 desde que la la pandemia llegó a Estados Unidos, donde unas 570.000 personas han muerto a causa de la enfermedad.
Las muertes por COVID-19 en Estados Unidos han disminuido a un promedio de 700 diarias, en comparación con el pico de más de 3.400 decesos registrado a mediados de enero.
“Lo que estamos viendo es exactamente lo que esperábamos y queríamos ver: A medida que se producen tasas de vacunación más altas, las tasas de hospitalizaciones y de muertes bajan”, dijo Jodie Guest, experta en salud pública de la Universidad Emory.
Los mejores datos disponibles muestran que las muertes a causa del COVID-19 entre los estadounidenses de 65 años o más han disminuido en más de un 50% desde que se alcanzó su punto más alto en enero. El panorama no está del todo claro porque los datos más recientes sobre los decesos por COVID-19 por edad de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus iniciales en inglés) no están completos y están sujetos a revisión.

A medida que la oferta de vacunas en Estados Unidos supera la demanda, algunos lugares del país están rechazando los envíos por el interés cada vez menor de la gente.
“Se está paralizando. Alguna gente no la quiere”, dijo Stacey Hileman, una enfermera del departamento de salud del distrito rural de Decatur, Kansas, donde menos de un tercio de los 2.900 habitantes han recibido siquiera la primera dosis.
La caída de la demanda de vacunas revela el desafío que enfrenta Estados Unidos al tratar de conquistar la pandemia y a la vez con la imagen de decenas de miles de dosis que se echan a perder en los anaqueles mientras países como India y Brasil padecen emergencias médicas en toda la regla.
Más de la mitad de los adultos en Estados Unidos han recibido al menos una dosis y el presidente Joe Biden festejó esta semana la superación de su objetivo de aplicar 200 millones de dosis en sus primeros 100 días de gobierno. También habló de una nueva etapa en la que se espera superar la renuencia de algunos a recibir la vacuna.

Ahora que más del 50% de los adultos han recibido al menos la primera dosis y se entregan alrededor de 28 millones de dosis por semana, la demanda ha eclipsado a la oferta como factor que limita las vacunaciones en buena parte del país.
Durante la semana pasada el ritmo de las vacunaciones descendió levemente. Esto se debe en parte a los trastornos causados por la “pausa” en la aplicación de la vacuna de Johnson & Johnson durante una inspección de seguridad y también a una baja del interés en las vacunas al mismo tiempo que éstas han pasado a estar a disposición de todas las personas mayores de 16 años.
A medida que avanza la campaña de vacunación en Estados Unidos, el gobierno cree que se volverá más difícil mantener la tasa actual de 3 millones de aplicaciones diarias. Unos 130 millones de personas aún no han recibido la primera dosis.

El lanzamiento de la cápsula Dragon está programado ahora para el viernes por la mañana desde el Centro Espacial Kennedy de la NASA en Cabo Cañaveral.
La cápsula tiene la capacidad de abortar el lanzamiento hasta llegar a órbita en caso de una emergencia. Por eso es necesario que existan condiciones climáticas favorables no solamente en el sitio de lanzamiento en Florida, sino a lo largo de la costa este de Estados Unidos y en el Atlántico Norte hasta Irlanda.
Los cuatro astronautas — de Estados Unidos, Japón y Francia — pasarán seis meses a bordo de la Estación Espacial Internacional.
Éste será el tercer lanzamiento de SpaceX de astronautas para una misión de la NASA en menos de un año. La NASA comenzó a usar compañías privadas una vez termino el programa de los transbordadores, no solamente para llevar suministros a la estación, sino también tripulantes. SpaceX comenzó a transportar carga en el 2012 y llevó su primera tripulación en mayo.

Horas después de darse a conocer el veredicto, Biden habló desde la Casa Blanca acompañado por la vicepresidenta Kamala Harris, y ambos dijeron que la labor del país no termina con la condena.
“No podemos detenernos aquí”, afirmó Biden.
Biden y Harris hicieron un llamado al Congreso para que actúe con rapidez para abordar la reforma policial, incluyendo la aprobación de un proyecto de ley con el nombre de Floyd, quien falleció luego de que Chavin lo sometió arrodillándose sobre su cuello en mayo del año pasado. Más allá de eso, el mandatario dijo que todo el país debe hacer frente al odio para “cambiar los corazones y las ideas, así como las leyes y las políticas”.
“‘No puedo respirar’. Esas fueron las últimas palabras de Floyd”, declaró Biden. “No podemos dejar que esas palabras mueran con él. Tenemos que seguir escuchando esas palabras. No debemos dar la espalda. No podemos dar la espalda”.