dineroWASHINGTON (AP) — Las fuerzas de seguridad afganas, formadas y entrenadas a un costo de 83.000 millones de dólares durante dos décadas, se han derrumbado con tal facilidad y rapidez -en algunos casos sin disparar un solo tiro- que los beneficiarios finales de la inversión estadounidense han resultado ser los talibanes.
No sólo tomaron el poder político, sino también el poder de fuego proporcionado por Estados Unidos: armas, municiones, helicópteros y más.
Los talibanes tomaron diversos equipos militares modernos cuando vencieron a las fuerzas afganas que fracasaron en la defensa de sus distritos.
A esto le siguieron mayores ganancias, incluidos aviones de combate, cuando los talibanes arrasaron las capitales provinciales y las bases militares con una velocidad sorprendente, todo ello coronado con la captura del premio mayor: Kabul, durante el fin de semana.
Un oficial de defensa de Estados Unidos confirmó el lunes que los talibanes han acumulado una cantidad enorme de equipo afgano suministrado por Estados Unidos.
El funcionario no estaba autorizado para discutir el asunto públicamente, por lo que habló bajo condición de anonimato.
Este retroceso es una penosa consecuencia de haber juzgado mal la capacidad de las fuerzas gubernamentales afganas —tanto por el ejército estadounidense como por las agencias de inteligencia_, que en algunos casos optaron por entregar sus vehículos y armas en lugar de luchar.

EEUU recomendaraWASHINGTON (AP) — Expertos federales tienen previsto recomendar refuerzos de la vacuna contra el COVID-19 para todos los estadounidenses, sin importar su edad, ocho meses después de que hayan recibido la segunda dosis, a fin de garantizar una protección más prolongada contra el coronavirus en un momento en que la variante delta se propaga por todo el país.
Las autoridades federales de salud han estado examinando activamente si este otoño se requerirían inyecciones adicionales para los ya vacunados, revisando las cifras de casos en Estados Unidos, y también la situación en otros países como Israel, donde estudios preliminares dejan entrever que la protección de la vacuna para impedir enfermarse gravemente de COVID-19 disminuyó entre los inoculados en enero.
Se prevé que el anuncio oficial sobre la recomendación de un refuerzo en Estados Unidos se lleve a cabo incluso esta semana, de acuerdo con dos personas al tanto del asunto y que hablaron con The Associated Press a condición de guardar el anonimato a fin de poder declarar públicamente sobre las deliberaciones internas.
Las dosis se comenzarían a administrar de manera generalizada una vez que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus iniciales en inglés) apruebe formalmente las vacunas. Se anticipa que la inoculación de Pfizer reciba la autorización en las próximas semanas.
La semana pasada, autoridades federales de salud recomendaron los refuerzos para algunas personas con sistemas inmunológicos debilitados, mencionando que corren mayor riesgo de contagiarse del virus y que hay evidencia de que la efectividad de las vacunas disminuye con el tiempo.
El director de los institutos nacionales de salud, doctor Francis Collins, dijo el domingo que Estados Unidos decidirá en las próximas dos semanas si ofrecerá inyecciones de refuerzo contra el coronavirus a los estadounidenses en este otoño.
Biden ordenaWASHINGTON (AP) — El presidente Joe Biden autorizó el sábado un despliegue adicional de 1.000 soldados estadounidenses en Afganistán aumentando a unos 5.000 los efectivos norteamericanos que garantizarán lo que él denominó como una “retirada ordenada y segura” de personal estadounidense y aliado.
Los efectivos estadounidenses también ayudarán en la evacuación de afganos que colaboraron con las fuerzas armadas durante las casi dos décadas de guerra.
La decisión de último minuto de colocar de nuevo a miles de soldados estadounidenses en Afganistán refleja el grave estado de la seguridad en momentos de que el Talibán ha capturado diversas ciudades afganas en unos cuantos días. El movimiento armado y fundamentalista ha tomado el control de partes cruciales del país que gobernó hasta que Estados Unidos y las fuerzas de una coalición lo derrocaron tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Biden fijó el plazo del 31 de agosto para concluir el retiro total de las fuerzas de combate, antes del 20mo aniversario de los ataques.
Biden atribuyó gran parte del caos en Afganistán a los intentos del presidente Donald Trump para poner fin a la guerra, lo que a decir del actual mandatario estadounidense derivó en un plan que puso a las fuerzas estadounidenses en una difícil posición frente a un Talibán envalentonado que desafí al gobierno afgano.

Grupos proWASHINGTON (AP) — En tono desafiante, el presidente Joe Biden aseguró el lunes que defiende “por completo” su decisión de retirar a las tropas estadounidenses de Afganistán, y reconoció que el colapso del gobierno afgano ocurrió mucho más rápido de lo previsto.
El mandatario dijo que había tenido ante sí la disyuntiva de apegarse a un acuerdo negociado previamente de retirar a sus tropas este año o enviar a miles de soldados más de regreso a Afganistán para una “tercera década” de guerra.
Biden dijo que no repetirá los errores del pasado y que no se arrepiente de su decisión de continuar con el retiro.
“Defiendo por completo mi decisión”, declaró en un discurso televisado a la nación desde la Sala Este de la Casa Blanca. “Después de 20 años, he aprendido a las malas que nunca hubo un buen momento para el retiro de las fuerzas estadounidenses”.
Muchos no están de acuerdo con la decisión de Biden, enfadados por el caos que el mundo presenció durante el fin de semana cuando los talibanes capturaron Kabul, la capital, y el presidente de Afganistán abandonó el país.
Biden aseguró que prefiere ser criticado por las repercusiones en Afganistán que dejarle a un quinto presidente la decisión de cómo y cuándo retirarse de ahí. Aseguró que es la decisión “correcta para Estados Unidos”, y agregó que mantener la presencia estadounidense en el país asiático ya no representaba un interés de seguridad nacional para Washington.
Biden dijo que las imágenes que están saliendo de Afganistán —especialmente las del aeropuerto de Kabul— son “desgarradoras”. Un video en el que se ve a afganos aferrados a un avión de la Fuerza Aérea estadounidense cuando se preparaba para despegar ha circulado ampliamente en internet.

velocidadWASHINGTON (AP) — El presidente Joe Biden y otros altos funcionarios estadounidenses fueron sorprendidos el domingo por la velocidad de la total casi total de Afganistán por el Talibán, al tiempo que la planeada retirada final de las tropas estadounidenses se convirtió urgentemente en una misión para garantizar una vacunación segura.
La velocidad del colapso del gobierno afgano y el caos subsiguiente representaban la prueba más severa para Biden como comandante en jefe y el presidente era blanco de fuere críticas de los republicanos, que dijeron que había fracasado.
Biden hizo campaña como un experto en relaciones internacionales y se ha pasado meses minimizando el prospecto de un Talibán en ascenso al tiempo que resaltaba que los estadounidenses de todo el espectro político estaban hastiados de una guerra de 20 años, un conflicto que ha demostrado los límites del dinero y la fuerza militar para imponer una democracia estilo occidental a una sociedad que no está lista ni dispuesta a adoptarla.
Para el domingo, sin embargo, importantes miembros del gobierno reconocieron que fueron tomados desprevenidos por el vertiginoso desplome de las fuerzas de seguridad afganas. Los retos de ese esfuerzo se volvieron claros luego que reportes de tiroteos esporádicos en el aeropuerto de Kabul hicieron que los estadounidenses que esperaban vuelos luego del cierre de la embajada buscasen refugio.
“Hemos visto que esa fuerza no ha podido defender el país y eso ha sucedido más rápidamente que lo que anticipamos”, le dijo que el secretario de Estado Antony Blinken a la CNN, refiriéndose a las fuerzas armadas afganas.
El torbellino en Afganistán cambia el foco de manera inoportuna para un presidente que se ha centrado mayormente en una agenda nacional que incluye la salida de la pandemia, ganar la aprobación del Congreso para billones de dólares en gastos en infraestructura y la protección de los derechos de los votantes.
Biden siguió en Camp David el domingo, recibiendo actualizaciones regulares sobre Afganistán y realizando teleconferencias con miembros de su equipo de seguridad nacional, de acuerdo con altos funcionarios de la Casa Blanca. Los próximos días serán claves para determinar si Estados Unidos consigue recuperar algún control sobre la situación.

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