LOS ÁNGELES (AP) — Stephen Scherer, Jeret Peterson y Kelly Catlin tienen dos cosas en común: Los tres cumplieron su sueño de competir en unos Juegos Olímpicos. Y los tres se suicidaron.
Se sabe de los sacrificios sobre todo físicos que hacen los deportistas para llegar a esa justa, pero lo que no se conoce es el costo emocional de esta búsqueda de la gloria. Michael Phelps, el deportista olímpico más condecorado de la historia, dice que llegó a pensar en suicidarse en la cúspide de su notable carrera como nadador y asegura que la depresión y los pensamientos suicidas de los deportistas olímpicos constituyen una “epidemia”.
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