BOSTON (AP) — La esposa de un difunto hombre de Massachusetts demandó a las compañías involucradas en la producción de 2021 de “American Horror Story” en Cape Cod, alegando que la falta de precauciones para evitar la propagación del COVID-19 provocó su muerte.

En una demanda presentada la semana pasada en un tribunal federal de Boston, Patricia Woodward, de East Bridgewater, Massachusetts, alega que Twentieth Television, Ryan Murphy Productions y Walt Disney Co. no siguieron sus propios protocolos de seguridad de COVID-19 cuando filmaban en Provincetown en principios de 2021.

Paul Woodward trabajó como conductor de una camioneta de pasajeros, transportando al equipo entre el hotel y varios lugares de filmación. Dio negativo cuando comenzó a trabajar en el proyecto en febrero de 2021. Dejó el proyecto para ir al hospital con síntomas de COVID-19 a mediados de marzo. Murió de COVID-19 el 18 de abril. Tenía 67 años, según un obituario.

“Falleció la mañana de nuestro 25 aniversario”, dijo su esposa Patricia Woodward en una entrevista con NBC10 Boston. “Así que ese día, en lugar de salir a cenar o tomar champán, tuve que ir a la funeraria y buscarle un ataúd”.

La demanda busca daños no especificados por muerte injusta, imprudencia y negligencia grave, dolor y sufrimiento y pérdida de consorcio. Las empresas no respondieron de inmediato a las solicitudes de comentarios.

Patricia Woodward dice en la denuncia que la filmación del segmento de “American Horror Story” en Provincetown ocurrió antes de la disponibilidad generalizada de las vacunas contra el COVID-19 y mientras seguían vigentes las restricciones estatales y locales.

Durante el rodaje, las productoras trajeron a cientos de trabajadores, que fueron alojados en hoteles.

Se suponía que los protocolos COVID-19 de los acusados ​​incluían pruebas precisas y frecuentes, distanciamiento seguro, transporte seguro entre los sitios de filmación, saneamiento o áreas de trabajo, y el uso de máscaras y equipo de protección, según la denuncia.

El equipo, los actores, los contratistas y otros empleados “desobedecieron y violaron abiertamente los protocolos de seguridad de COVID-19”, y las compañías no tomaron “medidas correctivas adecuadas para hacer cumplir”, dice la denuncia.

Por ejemplo, a Paul Woodward se le asignó conducir una camioneta que no tenía un “escudo de saliva” u otras barreras protectoras para separarlo de los pasajeros y protegerlo contra la transmisión del virus, dice la denuncia. Otras camionetas tenían protectores contra saliva, dice.

También se suponía que había distanciamiento seguro, límites de ocupación y requisitos de enmascaramiento en la camioneta de Woodward, pero los pasajeros ignoraron la regla y los acusados ​​no la hicieron cumplir, según la denuncia.