Incluso en la Antártida, uno de los lugares más remotos y desolados de la Tierra, los científicos dicen que están encontrando récords de temperatura destrozados y un aumento en el tamaño y la cantidad de fenómenos meteorológicos extravagantes.

El continente más austral no está aislado del clima extremo asociado con el cambio climático causado por el hombre, según un nuevo artículo en Frontiers in Environmental Science que intenta hacer una imagen coherente de un lugar que ha sido un bicho raro del cambio climático. Su extremo occidental y especialmente su península han visto un dramático derretimiento de la capa de hielo que amenaza con aumentos masivos del nivel del mar en los próximos siglos, mientras que el lado este a veces ha ganado hielo. Un glaciar occidental se está derritiendo tan rápido que los científicos lo han apodado el Glaciar del Juicio Final y hay un esfuerzo internacional tratando de averiguar qué le está pasando. Y el hielo marino antártico pasó de niveles récord a cantidades impactantes mucho más bajas que nunca .

Lo que sigue si la tendencia continúa, un resultado probable si los humanos no logran frenar las emisiones, será una cascada de consecuencias desde la desaparición de las costas hasta un aumento del calentamiento global acelerado por pérdidas dramáticas de una fuente importante de hielo que refleja la luz solar. Eso es algo que los científicos han estado observando durante mucho tiempo y ahora están aún más preocupados.

“Una Antártida cambiante es una mala noticia para nuestro planeta”, dijo Martin Siegert, glaciólogo, profesor de geociencias en la Universidad de Exeter y autor principal del artículo.

Siegert dijo que él y su equipo querían comprender más sobre las causas de los eventos extremos y si ocurrirían más de esos eventos como resultado de la quema de combustibles fósiles, por lo que el equipo sintetizó la investigación sobre una amplia gama de temas, incluidos los patrones de la atmósfera y el clima, hielo marino, hielo terrestre y plataformas de hielo y biología marina y terrestre. El estudio encontró que los extremos del cambio climático están empeorando en un lugar que alguna vez pareció estar un poco protegido del salvajismo del calentamiento global. El continente “no es un gigante estático congelado en el tiempo”, dijeron, sino que siente la ira y los extremos del cambio climático “esporádica e impredeciblemente”.

Anna Hogg, coautora del artículo y profesora de la Universidad de Leeds, dijo que su trabajo ilustra cambios complejos y conectados entre el hielo, el océano y el aire. “Una vez que has hecho un gran cambio, puede ser muy difícil darle la vuelta”, dijo.

Y es un cambio con vínculos a la actividad humana. “De hecho, esta es una fuerte señal del cambio climático”, dijo en un correo electrónico Helen Fricker, profesora de geofísica del Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California en San Diego, que no participó en el estudio. "No es bueno."

El equipo de Siegert y Hogg analizó varios factores, incluidas las olas de calor, la pérdida de hielo marino, el colapso de las plataformas de hielo y los impactos en la biodiversidad. Siegert describió la ola de calor del año pasado en la Antártida , que llevó los termómetros de las estaciones de investigación a la friolera de 38 grados Celsius (70 grados Fahrenheit) por encima de las temperaturas normales. Hogg dijo que el hielo marino está en su punto más bajo, un motivo importante de preocupación: en la Antártida, el promedio de julio para la extensión del hielo marino cayó por debajo del mínimo anterior establecido en 2022. Y las plataformas de hielo, que pueden tener el tamaño de varios edificios grandes , también están bajo amenaza a medida que se derriten y eventualmente colapsan.

El hielo marino y las plataformas de hielo funcionan como un corcho en una botella, reteniendo los glaciares que de otro modo se precipitarían hacia el océano. Cuando desaparecen, los glaciares fluyen muchas veces más rápido. Además, la desaparición de grandes franjas de hielo acelera el calentamiento como cambiar una camiseta blanca por una negra en un caluroso día de verano: reemplaza el hielo con tierra o agua, y de repente la tierra absorbe los rayos del sol en lugar de reflejarlos.

El tema de los extremos “está con nosotros con más frecuencia y lo estará con más frecuencia en el futuro”, dijo Peter Schlosser, vicepresidente y vicerrector del Laboratorio de Futuros Globales de la Universidad Estatal de Arizona que no participó en la investigación. Los sistemas como la Antártida son extremos por naturaleza, pero eso no significa que no sean vulnerables, añadió, son muy susceptibles a pequeños cambios.

“No soy alarmista, pero lo que vemos es alarmante”, dijo Waleed Abdalati, investigador ambiental de la Universidad de Colorado que no participó en el estudio. Dijo que los eventos extremos son una cosa, pero cuando se superponen a una tendencia, una tendencia del calentamiento global que aumenta esos eventos extremos, es motivo de preocupación. “Podemos manejar eventos”, agregó, “pero no podemos manejar un aumento constante de esos eventos destructivos”.

Eso es algo para lo que los científicos del clima dicen que debemos prepararnos, al continuar reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero mientras se introducen medidas de adaptación para el aumento del nivel del mar y el clima extremo en todo el mundo.

“Hemos estado diciendo esto durante 30 años”, dijo Ted Scambos, un científico de hielo de la Universidad de Colorado cuyo artículo de 2000 fue citado en el artículo de Siegert y Hogg. “No estoy sorprendido, estoy decepcionado. Ojalá estuviéramos tomando medidas más rápido”.

Seth Borenstein contribuyó desde Washington, DC

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(Foto AP/Natacha Pisarenko, archivo)

POR  MELINA WALLING