CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Hombre de perfil impasible, Gerardo Martino llegó al fútbol mexicano con altas expectativas.
El estratega argentino no ha decepcionado desde tomó las riendas de la selección de México a inicios de año.
Extécnico de su país y del Barcelona español, el “Tata” vive el mejor arranque en la era de un entrenador al frente del equipo mexicano, además de que ganó el único torneo oficial que disputó — la Copa de Oro.
La conquista del campeonato de la CONCACAF revistió un significado especial.
Al frente de selecciones, las decepciones se habían ensañado con Martino. Su cuarta oportunidad fue la vencida tras perder las finales de la Copa América, con Paraguay en 2011, y dos sucesivas con Argentina en 2015 y 2016.
En México ha puesto en marcha un recambio generacional, proceso que sólo fue manchado con una goleada 4-0 a manos de Argentina.
“En ninguna circunstancia le pondría brillante a un trabajo mío, pero podría ser un poco más expresivo si hubiéramos agregado en medio de todos estos partidos alguno más de los de primer nivel, para saber si lo de Argentina es una realidad que tenemos que vivir y sobre la cual hay que mejorar, o fue una mala noche con errores puntuales”, comentó Martino sobre ante la Albiceleste, en un partido en el que no estuvo Lionel Messi.