BUDAPEST, Hungría (AP) — La autopsia de la medallista de oro olímpica Tori Bowie incluyó una anotación de una línea fácil de pasar por alto debajo del título “Historia médica: Trastorno bipolar”.

Dentro y alrededor de los círculos de atletismo, donde la ausencia de la campeona velocista está golpeando particularmente fuerte de cara a la apertura del sábado en Hungría del primer campeonato mundial desde su muerte, los problemas de salud mental de Bowie fueron más que una ocurrencia tardía.

Eran una cruda realidad que salió a la luz durante los entrenamientos a lo largo de los años. También se revelaron en el barrio de Florida donde la policía encontró su cuerpo días después de que la mujer de 32 años, quien estaba embarazada de ocho meses, muriera en su casa por lo que el forense dijo que fueron complicaciones del parto.

“No es que se le haya escapado”, dijo el mes pasado su antiguo entrenador, Al Joyner, a The Associated Press. “Creo que la gente no se lo tomó lo suficientemente en serio”.

El trastorno bipolar, una afección de salud mental que causa cambios de humor extremos, se puede tratar con medicamentos y asesoramiento. Sin embargo, el Instituto Nacional de Salud Mental cita estudios que dicen que del 4,4 % de los adultos estadounidenses que experimentan el trastorno, el 82,9 % experimenta un “deficiencia grave”.

Aunque Bowie tenía acceso a servicios de salud mental a través del Comité Olímpico y Paralímpico de EE. UU. y del Atletismo de EE. UU., los funcionarios de ambas organizaciones dijeron que no los utilizó en los meses y semanas antes de su muerte el 23 de abril.

Los funcionarios dijeron que creen que la salud mental de Bowie jugó un papel en cómo manejó lo que se convirtió en un embarazo cada vez más difícil, uno que lidió sin mucha ayuda de amigos, familiares o profesionales médicos. Hablaron bajo condición de anonimato para discutir la información confidencial.

AP habló con Joyner, así como con otros seis funcionarios olímpicos y de atletismo de EE. UU. o miembros del equipo que conocieron a Bowie durante su más de una década como velocista ganadora de premios, y luego durante su retiro. AP también revisó la autopsia y los registros policiales, incluida una llamada al 911 de un conocido de la familia a quien se le había pedido que revisara a Bowie en su casa después de que nadie supo de ella en días.

“La última vez que hablé con esta chica fue hace más de tres semanas. La vi aquí en su casa y estaba viviendo sin electricidad”, dijo el conocido, cuyo nombre está borrado de la grabación del 911. “Le informé a su familia que estaba preocupado por su salud mental”.

Hubo otras banderas rojas.

Los vecinos vieron a Bowie durmiendo en el piso en un centro recreativo local y en otra ocasión, durmiendo en un banco con comestibles cerca de sus pies en un parque cerca de su casa. Los vecinos hablaron bajo condición de anonimato para revelar los inquietantes detalles del caso de Bowie.

Uno de los vecinos llamó al comité olímpico de EE. UU. con sus preocupaciones y el comité notificó a USA Track and Field. Los funcionarios de la pista se comunicaron con la agente de Bowie, Kimberly Holland, pero Holland dijo que Bowie no necesitaba ayuda.

Holland le dijo a la AP este mes que Bowie tenía acceso a la atención médica. “No tenía ninguna bandera roja”, le dijo a The Washington Post en junio, y agregó que Bowie insistía en no dar a luz a su bebé en un hospital.

La policía fue a la casa de Bowie el 2 de mayo después de recibir varias llamadas, incluida la llamada al 911 de la conocida, quien le dijo al despachador que no se sentía segura al entrar debido al olor que emanaba de la residencia.

A principios de este mes, se presentó una demanda solicitando la ejecución hipotecaria de la casa de Bowie en Winter Garden, Florida, diciendo que había estado atrasada en los pagos desde el 1 de octubre de 2022, casi siete meses antes de su muerte.

Cuando salió la autopsia, indicó que no había signos de juego sucio o uso de drogas. El trastorno bipolar de Bowie no apareció en muchos titulares, ni tampoco otro detalle: su peso: 96 libras, incluso con ocho meses de embarazo. En su apogeo, la velocista de 5 pies 9 pulgadas era una pared de músculos y pesaba 130.

Se habló más de lo que el forense enumeró como complicaciones relacionadas con el parto: entre ellas, la eclampsia, que provoca convulsiones que pueden llevar al coma y se deriva de la presión arterial alta durante el embarazo.

Según los Centros para el Control de Enfermedades de EE. UU., las mujeres negras tienen tres veces más probabilidades de morir por problemas relacionados con el embarazo que las mujeres blancas. Bowie fue la tercera mujer en el equipo de relevos de la medalla de oro olímpica de EE. UU. 2016 que sufrió complicaciones en el parto. Los tres eran negros. Pero mientras Allyson Felix y Tianna Tashelle dieron a luz en un hospital, Bowie murió solo.

La noticia de su muerte golpeó duro en los círculos de atletismo.

“Hay una tristeza muy fuerte que creo que todos sienten, como, 'Vaya, esto podría haberse evitado'. O, 'No pude decirle a Tori cómo me sentía'”, dijo el decatleta retirado Trey Hardee, quien ha luchado con sus propios problemas de salud mental.

Colocada en un hogar de acogida cuando era bebé, Bowie fue acogida y criada por su abuela, un episodio formativo que Joyner dijo que moldeó su vida.

“Parecía que ella siempre estaba dispuesta a probar algo”, dijo Joyner. “Y luego, cuando demostró algo, nunca fue lo suficientemente bueno. ... Eso es algo peligroso. A todos se les ha enseñado de la misma manera: 'Si hago esto, va a ser una calle fácil'. Pero luego, cuando haces todas esas cosas y no suceden, dejas de creer en los cuentos de hadas”.

Sin embargo, en muchos sentidos, la carrera de Bowie fue un cuento de hadas.

Rápida en sus pies y capaz de saltar alto, Bowie gravitó hacia el baloncesto cuando era niña y crecía en Sand Hill, Mississippi. Instada a probar la pista, ella y todos los que la rodeaban descubrieron rápidamente lo buena que era. Fue a Southern Miss, donde ganó el título de salto de longitud de la NCAA en 2011.

Unos años más tarde, estaba entre las mejores velocistas del mundo. Ganó plata en los 100 y bronce en los 200 en los Juegos de Río 2016, luego culminó los Juegos Olímpicos al formar equipo con Felix and Co. por el oro en relevos.

Un año más tarde, en los campeonatos mundiales, Bowie se tambaleó en la competencia en los últimos 20 metros, se inclinó en la línea y luego cayó sobre ella para ganar el título de los 100 metros.

“No quería volver diciendo, 'Oh, debería haber hecho esto. Debí haber hecho eso'”, dijo Bowie, radiante mientras hablaba de su victoria, con los rasguños de la caída todavía frescos en sus piernas.

Después de esa victoria, Bowie se convirtió en un visitante frecuente de las alfombras rojas y se ganó la reputación de ser un ícono de la moda y el modelaje.

Pero una publicación de Instagram de 2018 contó una historia menos glamorosa, pero absolutamente honesta. Titulado “El costo del éxito”, siguió con una lista: “1. Horas de la noche. 2. Madrugadas. 3. Muy pocos amigos. 4. Ser incomprendido. 5. Sentirse abrumado. 6. Cuestionar tu cordura. 7. Ser tu propia animadora”. Concluyó: “Pero, ¿adivina qué? Valdrá la pena."

La publicación se produjo seis meses después de que Bowie se involucrara en un altercado físico en febrero de 2018 con su compañera de entrenamiento Shaunae Miller-Uibo en su centro de entrenamiento en Florida. Bowie, en una entrevista con la publicación de pistas FloTrack , dijo que la pelea la dejó sangrando por la cabeza. Se pidió a ambos velocistas que buscaran asesoramiento psicológico.

Bowie se fue de Florida al Elite Athlete Training Center, administrado por el comité olímpico de EE. UU., en Chula Vista, California. Pero cuando se presentó para comenzar la temporada 2019, le dijeron que le debía $6,000 a la instalación, una factura que dijo que no esperaba y que la llevó a abandonar el centro.

Bowie le dijo a FloTrack que perdió la confianza en su entrenador Joyner y su agente, Holland, ninguno de los cuales, dijo, la respaldó en la disputa por el dinero.

“Realmente no he discutido esto porque no estoy seguro de cómo permitieron que me trataran de esta manera. Entonces, estoy muy decepcionado”, dijo Bowie en la entrevista de 2019.

Joyner admitió que la brecha entre él y el velocista astilló su relación.

“En ese momento, Tori y yo teníamos una gran relación y nos costó eso”, dijo Joyner. “Ella pensó que yo estaba en algún lugar involucrado. ... La llevó en picada hasta el punto en que todos eran el enemigo. Me convertí en el enemigo. Nunca fue lo mismo. Estaba desconsolado”.

Después de terminar cuarta en salto de longitud en los campeonatos mundiales de 2019, Bowie publicó en las redes sociales que esperaba con ansias los Juegos Olímpicos de Tokio. La pandemia de COVID-19 retrasó los juegos por un año y Bowie no intentó clasificarse para el equipo de EE. UU. en 2021. World Athletics la enumera como habiendo corrido solo una carrera en 2022: el 4 de junio en Florida, donde marcó un 23.60 en el 200 metros, casi 2 segundos por debajo de su mejor marca personal.

La hermana de Joyner, la gran heptatlón y salto de longitud Jackie Joyner-Kersee, discutió las implicaciones de que las personas pierdan el contacto y dijo que es por eso que ella siempre contesta el teléfono.

"Necesito escuchar tu voz. No puedo escucharlo en un mensaje de texto”, dijo Joyner-Kersee. “Porque puede que envíes un mensaje de texto diciendo que lo estás haciendo bien, pero tu voz puede decirme algo diferente”.

Hasta los últimos años, el estigma asociado a la enfermedad mental era tan grande que prácticamente ningún atleta se atrevería a mencionarlo en público.

La gimnasta Simone Biles y el velocista Noah Lyles estuvieron entre aquellos en el espacio olímpico que ayudaron a cambiar esa dinámica. Su franqueza sobre sus luchas en los Juegos de Tokio ayudó a cambiar la conversación.

A pesar de las publicaciones ocasionales en las redes sociales sobre los sacrificios que deben hacer los atletas profesionales, Bowie nunca fue una parte importante de esa conversación.

Si hubiera buscado asesoramiento médico o emocional, había lugares a los que acudir. A raíz de los escándalos de abuso sexual que sacudieron el mundo olímpico, junto con la pandemia de COVID-19, el comité olímpico de EE. UU. redobló los servicios de salud mental para sus atletas: agregó médicos, líneas directas, grupos de apoyo, expertos que viajan con los equipos y docenas de otros recursos para atletas que necesitan ayuda para lidiar con las tensiones de la competencia y la vida diaria.

“No siempre necesito hablar con el atleta, necesito hablar con la persona que pueda comunicarse con ellos”, dijo Jess Bartley, directora de salud mental del comité olímpico. “Y pasaré horas y horas con esa persona sobre cómo tener una conversación de cinco minutos para conectar a ese atleta con los recursos adecuados”.

En un momento, Joyner podría haber sido esa persona. Dijo que hubo un momento en que pensó que Bowie tenía tanto talento que podría haber terminado en un pedestal con los grandes de todos los tiempos, incluida su hermana, Joyner-Kersee, y su difunta esposa, la poseedora del récord mundial de 100 metros, Florence. Griffith-Joyner.

“Porque a Tori le encantaba tratar de ser la mejor. Era como una esponja”, dijo Joyner. “No puedes pensar en Tori sin pensar en su sonrisa”.

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