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En su primer discurso ante el Congreso, señaló con optimismo el surgimiento de la nación del flagelo del coronavirus como un momento para que Estados Unidos demuestre que su democracia aún puede funcionar y mantener la primacía en el mundo.
Hablando en términos muy personales mientras exigía cambios estructurales masivos, el presidente marcó sus primeros 100 días en el cargo proponiendo una inversión de $ 1.8 billones en niños, familias y educación para ayudar a reconstruir una economía devastada por el virus y competir con competidores globales en ascenso.
Cobertura total: los primeros 100 días de Biden
Su discurso representó tanto una visión audaz como una apuesta considerable. Gobierna con la mayoría más reducida del Congreso, e incluso algunos miembros de su propio partido han palidecido ante el precio de sus propuestas.
Al mismo tiempo, el discurso destacó la creencia fundamental de Biden en el poder del gobierno como una fuerza para el bien, incluso en un momento en el que con tanta frecuencia es objeto de desprecio.
"Puedo informar a la nación: Estados Unidos está en movimiento nuevamente", dijo. Convertir el peligro en posibilidad. Crisis en oportunidad. Retroceso en la fuerza ".

En vez de eso, fuerzas de seguridad leales a Maduro impidieron con violencia que el convoy humanitario cruzara la frontera. Ese fue el primero de varios errores de cálculo del gobierno del entonces presidente Donald Trump en su política para Venezuela.
Más de dos años después, la arriesgada táctica está siendo cuestionada por un organismo supervisor del gobierno estadounidense. Un nuevo informe del inspector general de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés) plantea dudas sobre si el envío de provisiones fue motivado por el intento estadounidense de provocar un cambio de régimen más que por un análisis técnico de las necesidades y de la mejor manera de ayudar a los venezolanos que lo requerían.
Las conclusiones fueron publicadas el 16 de abril pero no habían sido reportadas anteriormente.
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Travis McMichael y su padre, Gregory, fueron acusados junto con un tercer hombre, William Bryan, de un cargo de interferencia con los derechos civiles e intento de secuestro. Los McMichael también están acusados de utilizar, portar y blandir un arma de fuego durante un delito violento.
Es el juicio de derechos civiles más importante emprendido a la fecha por el Departamento de Justicia en el gobierno del presidente Joe Biden, y se da en momentos en que autoridades federales han abierto rápidamente investigaciones a departamentos de policía problemáticos y los derechos civiles ocupan un lugar central en las prioridades de la dependencia.
La acusación formal alega que los McMichael “tomaron armas de fuego, subieron a una camioneta y persiguieron a Arbery por calles públicas del vecindario mientras le gritaban; además utilizaron su vehículo para cortarle el paso y lo amenazaron con armas de fuego”. También se afirma que Bryan subió a una camioneta y persiguió a Arbery, ademas de utilizar su vehículo para obstruirle el paso.

En vez de eso, fuerzas de seguridad leales a Maduro impidieron con violencia que el convoy humanitario cruzara la frontera. Ese fue el primero de varios errores de cálculo del gobierno del entonces presidente Donald Trump en su política para Venezuela.
Más de dos años después, la arriesgada táctica está siendo cuestionada por un organismo supervisor del gobierno estadounidense. Un nuevo informe del inspector general de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés) plantea dudas sobre si el envío de provisiones fue motivado por el intento estadounidense de provocar un cambio de régimen más que por un análisis técnico de las necesidades y de la mejor manera de ayudar a los venezolanos que lo requerían.
Las conclusiones fueron publicadas el 16 de abril pero no habían sido reportadas anteriormente.

La farmacéutica tiene previsto distribuir entre 800 y 1.000 millones de dosis en todo el mundo este año. Pero mira hacia el futuro porque gran parte de la población necesitará todavía una primera ronda de vacunas contra el COVID-19 en 2022, y para estar preparada por si fuese necesario inocular una dosis de refuerzo.
El uso de la vacuna de Moderna está autorizado en adultos en Estados Unidos, la Unión Europea y varios países más. La farmacéutica espera tener pronto los datos de un estudio realizado en Estados Unidos con su fármaco de dos dosis en niños de entre 12 y 7 años, y ha empezado a probarlo en otros más pequeños. También está realizando ensayos de modificaciones de dosis que se adapten mejor a las nuevas variantes del coronavirus.