
Del 21 de diciembre al 10 de enero se limitará el derecho de reunión y se prohibirán las aglomeraciones. También se suspenderá el ingreso al país de personas —sean uruguayos o extranjeros—, se buscará adelantar las licencias anuales y habrá teletrabajo para los funcionarios públicos. Además, el transporte de larga distancia será reglamentado con aforo y se suspenderán los espectáculos públicos. En las fiestas de fin de año no podrá haber más de 10 personas.
Los anuncios los hizo el presidente Luis Lacalle Pou, que sepultó la máxima propuesta para enfrentar el virus: la “libertad responsable”. El mandatario dijo que ahora es el tiempo de la “convivencia solidaria con algunas restricciones”.
Desde finales de octubre la tasa de infección creció de forma exponencial en Uruguay. Hasta entonces los brotes eran de casos aislados y estaban bien focalizados, pero desde noviembre y especialmente en la última quincena empezó a detectarse la circulación comunitaria del virus en la zona metropolitana de Uruguay, donde viven casi dos de los tres millones y medio de habitantes del país.
A nueve meses de la declaración de emergencia sanitaria, Uruguay apenas fue alcanzado por su “primera ola de contagios”, informaron el mismo miércoles los asesores científicos de la presidencia en conferencia de prensa.

El mandatario se hizo una prueba “en cuanto aparecieron los primeros síntomas”, indicó el comunicado, sin dar más detalles.
Macron, de 42 años, se aislará durante siete días, y “seguirá trabajando y ocupándose de sus actividades a distancia”, añadió el Elíseo. Su esposa, Brigitte, de 67, también se aislará, aunque no tiene síntomas y dio negativo el martes antes de visitar un hospital en París, según su oficina.
En un primer momento no estaba claro qué esfuerzos de rastreo de contactos había en marcha. Macron asistió a una cumbre de la Unión Europea a finales de la semana pasada, donde mantuvo una reunión bilateral con la canciller alemana, Angela Merkel.
Los líderes de la UE se reunieron en persona el 10 y 11 de diciembre, por primera vez desde octubre. Aunque los medios no tuvieron acceso a la sede de la cumbre en Bruselas, imágenes emitidas en televisión mostraban a los líderes con mascarilla, en general manteniendo distancias adecuadas -optando por chocar el codo en lugar de estrecharse las manos, besos y abrazos- y utilizando los dispensadores de gel para las manos que había en la sala de forma ocasional.
“Durante el Consejo Europeo del jueves 10 y el viernes 11 de diciembre se cumplieron todas las medidas de higiene y no hemos sido informados de ningún otro participante o empleado presente en la cumbre que haya dado positivo”, indicó un funcionario de la UE que no estaba autorizado a dar su nombre.

El país registró 179,8 muertes por 100.000 residentes en los últimos siete días, un nuevo récord y considerablemente más alto que los 149 por cada 100.000 registrados hace una semana por el Instituto Robert Koch, el centro alemán de control de enfermedades.
También superó el total diario anterior, según la agencia, ya que 16 estados alemanes reportaron 952 muertos por el virus. Estaba muy por encima del récord diario anterior, marcado el viernes con 598 muertos, aunque incluía dos días de cifras del afectado estado oriental de Sajonia, que no dio datos el martes. El total de fallecidos por la pandemia en Alemania alcanzó los 23.427.
Enfrentadas a un brusco aumento de los contagios, Alemania aplicó un “confinamiento ligero” a principios de noviembre que cerró bares y restaurantes pero dejó los comercios abiertos. Las medidas lograron contener los nuevos contagios, pero no reducirlos, de modo que se endurecieron las medidas.
Además de cerrar comercios y pasar a los niños a educación a distancia para los últimos días de curso hasta las vacaciones de Navidad, se limitaron las reuniones privadas a dos hogares con un máximo de cinco personas, entre otras cosas.

En 2020, los españoles normalizaron cosas impensables apenas un año antes. También descubrieron lo expresivos que pueden ser los ojos: el uso del cubrebocas es obligatorio y generalizado.
Pero 2020 también pasará a ser el año en que un virus desconocido sacudió los cimientos del contrato social y expuso un sistema que fracasó para evitar tantas muertes.
Para el 13 de marzo, cuando España anunció el estado de emergencia, el virus ya se infiltraba desde hacía semanas. Al principio, pareció haber llegado con vacacionistas que buscaban el sol y fanáticos del fútbol que regresaban de un partido en Italia. Sin embargo, después se confirmó que personas que murieron de neumonía en febrero estaban infectadas con el nuevo coronavirus.

El mensaje de Putin a Biden se envió al día siguiente de que el Colegio Electoral confirmara a Biden como próximo presidente del país, ratificando su victoria de noviembre en un contundente rechazo estado a estado a la actitud del actual presidente, Donald Trump, que se niega a reconocer la derrota.
El Kremlin había dicho antes que el presidente de Rusia esperaría a felicitar a Biden hasta que el ganador tuviera confirmación oficial. “Sólo estamos esperando al final de la confrontación política interna”, dijo Putin el mes pasado en alusión a las numerosas impugnaciones republicanas al conteo de votos.
En su mensaje, Putin deseó a Biden “todos los éxitos”, según un comunicado del Kremlin publicado el martes, y expresó su confianza en que “Rusia y Estados Unidos, que tienen una responsabilidad especial en la seguridad y estabilidad global, puedan, pese a las diferencias, contribuir de verdad a resolver muchos problemas y desafíos que afronta ahora el mundo”.
El presiente de Rusia señaló que “la cooperación ruso-estadounidense basada en los principios de igualdad y respeto mutuo serviría a los intereses de la gente en ambos países y en toda la comunidad internacional”.
“Por mi parte, estoy listo para la interacción y el contacto con usted”, indicó Putin, según citas recogidas por el Kremlin.