
Estados Unidos, el principal aliado de Israel, también bloqueó por tercera ocasión lo que habría sido una declaración unánime del Consejo de Seguridad de la ONU formado que expresaba “seria preocupación” por el conflicto cada vez más intenso entre Israel y los palestinos, y por la pérdida de vidas civiles.
La negativa de Estados Unidos del lunes puso fin a la declaración del Consejo de Seguridad. Por lo menos por ahora.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, y el asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, dijeron que Estados Unidos más bien se enfocaba en “diplomacia discreta e intensiva”. A medida que el intercambio de misiles y cohetes entre Israel y Hamas alcanza su peor nivel desde el 2014 y aumenta la indignación internacional, el gobierno de Biden —determinado a alejar el foco de la política exterior estadounidense del Medio Oriente y Afganistán— hasta el momento se ha negado a criticar la participación de Israel en la lucha, a designar un enviado de alto nivel para la región o a presionar públicamente a Israel para que reduzca su operación militar en la densamente poblada Franja de Gaza, como sí lo han hecho algunos gobiernos estadounidenses pasados. Hasta el momento, las gestiones de otros países no han dado señales de progreso.

El ejecutivo dijo también que dejará de llevar a familias migrantes desde el Rio Grande Valley, en Texas, a El Paso, también en Texas, y San Diego en avión para expulsarlas desde allí en base a la política migratoria, afirmó Lee Gelernt, abogado de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), que presentó una demanda en una corte federal en Washington, D.C. El gobierno se ha reservado el derecho a reanudar los vuelos “si considera que las circunstancias los justifican”.
Las concesiones gubernamentales reformularían drásticamente la política conocida como “Título 42”, llamada así por una sección de una oscura ley de 1944 que el expresidente Donald Trump usó para permitir que los Centros de Control y Prevención de Enfermedades terminaran de facto con el asilo en la frontera mientras trataban de atajar la propagación del coronavirus.
Biden emitió del “Título 42” a los menores no acompañados, pero se mantiene en vigor para adultos solteros y para muchas familias. Ha sido criticado por los progresistas por dejar el asilo fuera del alcance de muchos y por alentar a algunos padres a mandar a sus hijos al otro lado de la frontera. Los críticos partidarios de la aplicación de la ley señalan que eximir a los menores que viajan solos provocó un récord de cruces y que el final de las restricciones tendrá un efecto llamada.

“COVID-19 ha dejado al relieve las fallas de nuestra propia sociedad”, dijo el doctor Anthony Fauci durante una ceremonia de graduación de la Universidad de Emory.
Hablando por videoconferencia desde Washington, Fauci les dijo a los graduados en Atlanta que muchas personas de grupos minoritarios realizan trabajos esenciales donde podrían estar expuestos al coronavirus. Agregó que era más probable que se contagiaran debido a afecciones como hipertensión, enfermedad pulmonar crónica, diabetes u obesidad.
“Ahora muy pocas de estas comorbilidades tienen determinantes raciales”, dijo Fauci. “Casi todos se relacionan con los determinantes sociales de la salud que se remontan a las condiciones desventajosas en las que se encuentran algunas personas de color desde el nacimiento en relación con la disponibilidad de una dieta adecuada, el acceso a la atención médica y los efectos innegables del racismo en nuestra sociedad”.
Fauci dijo que corregir los errores sociales tomará un compromiso de décadas, e instó a los graduados a ser parte de la solución.

En una entrevista en FOX News Sunday, Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) aseguró que el cambio en las pautas no tuvo nada que ver con presiones políticas.
“Entrego la ciencia como la ciencia se entrega a las revistas médicas... lo entrego tan pronto como puedo cuando tenemos esa información disponible”, agregó.
Según las pautas publicadas la semana pasada, las personas completamente vacunadas contra el COVID-19, pueden dejar de usar cubrebocas en multitudes al aire libre y en la mayoría de los lugares cerrados y renunciar al distanciamiento social.
Sin embargo, las personas parcialmente vacunadas o no vacunadas deben seguir usando cubrebocas, dijeron los CDC. La agencia también recomienda seguir usándolos en sitios cerrados y abarrotados como autobuses, aviones, hospitales, prisiones y refugios para personas sin hogar.
El cambio repentino provocó elogios de quienes estaban ansiosos por dejar de usar las máscaras sanitarias, en particular aquellos que ven las nuevas pautas como una forma de reabrir oficinas, escuelas y otros lugares.
Sin embargo, no se puede saber quién está completamente vacunado y quién no, y muchos tendrán que depender de un sistema basado en el honor.

La reunión en la Oficina Oval se llevará a cabo mientras Biden busca presionar al Congreso para que apruebe un proyecto de ley que haga permanente el programa denominado Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA por sus siglas en inglés) que Obama implementó a través de una acción ejecutiva en 2012, proporcionando protecciones limitadas a algunos inmigrantes que fueron traídos a Estados Unidos ilegalmente cuando eran niños.
Como candidato, Biden prometió proteger a los inmigrantes que a menudo son llamados “dreamers” y a sus familias mediante el restablecimiento del DACA.
En marzo, el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, dijo que su agencia iba a emitir una norma para “preservar y fortalecer el DACA”, pero la política enfrenta una impugnación judicial en un tribunal de Texas que podría invalidar las protecciones establecidas durante la presidencia de Obama. El expresidente Donald Trump trató de suspender el programa. La Corte Suprema del país falló el año pasado que Trump podía eliminarlo, pero que lo hizo de forma indebida.
Biden ha exhortado a aprobar una reforma de inmigración que esté enfocada en establecer un mecanismo de naturalización para 11 millones de migrantes que viven en Estados Unidos de manera irregular, un plan que enfrenta un camino cuesta arriba en un Congreso estrechamente dividido. Pero ha dejado claro que aprobar un proyecto de ley que consagre el DACA, el cual goza de amplio apoyo bipartidista entre el público estadounidense, debería ser el punto de partida para tomar medidas en torno a la inmigración.