
La esposa de Moïse, la primera dama Martine Moïse, estaba hospitalizada, señaló el primer ministro, Claude Joseph.
Joseph condenó el “detestable, inhumano y bárbaro acto” y afirmó que la Policía Nacional de Haití y otras autoridades tenían bajo control la situación en el país caribeño.
El asesinato del martes por la noche se produjo en medio de una creciente crisis política y económica y de un aumento de la violencia de pandillas.
El descontento y la inestabilidad habían ido en aumento en el país, de más de 11 millones de personas, durante el mandato de Moïse. Sus problemas económicos, políticos y sociales se han agravado y la violencia de pandilleros se ha disparado en la capital, Puerto Príncipe. También ha subido la inflación, y tanto alimentos como combustibles escasean cada vez más. El 60% de la población gana menos de dos dólares al día.
Haití aún no ha logrado recuperarse del devastador terremoto de 2010 y del huracán Matthew, que golpeó el país en 2016.

Francisco durmió bien por la noche tras la operación del domingo, añadió en un comunicado el vocero del Vaticano Matteo Bruni.
“Su santidad el papa Francisco descansó bien durante la noche”, dijo Bruni. “Esta mañana desayunó, leyó algunos diarios y se levantó para caminar. La recuperación posoperatoria es normal. Las pruebas de rutinas son buenas”.
Francisco, de 84 años, pasó por una operación de tres horas el domingo en la que se le extirpó la mitad del colon, después de que desarrollara un estrechamiento del intestino grueso.
Suponiendo que no hubiera complicaciones, se esperaba que permaneciera toda la semana en la Policlínica Gemelli de Roma, que tiene una suite especial reservada a los papas.
El Vaticano ha dado pocos detalles sobre el diagnóstico del papa o la intervención, y se ha limitado a decir que ingresó en el hospital para una cirugía programa por una estenosis diverticular, o estrechamiento del colon.
Es un problema común que afecta en torno al 80% de las personas mayores de 80 años, pero puede requerir cirugía si el interior del colon se ve tan deteriorado que empieza a obstruirse, indicó el doctor Yann Parc, director de personal del Hospital Saint Antoine de París y que no participó en el tratamiento del pontífice.

Las vacunas más usadas en los países occidentales todavía parecen ofrecer una sólida protección contra esta variante sumamente contagiosa, identificada por primera vez en la India y que actualmente se propaga en más de 90 países.
Pero la Organización Mundial de la Salud advirtió esta semana que la combinación de cepas de más fácil propagación, poblaciones insuficientemente inmunizadas y una disminución en el uso de mascarillas y otras medidas de salud pública antes de que el virus esté mejor contenido “demorarán el fin de la pandemia”.
La variante delta está en posición de aprovechar al máximo esas debilidades.
“Cualquier sufrimiento o muerte por el COVID-19 es trágico. Con vacunas disponibles en todo el país, el sufrimiento y las pérdidas que ahora estamos viendo son evitables casi en su totalidad”, dijo el jueves la doctora Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, al exhortar a más estadounidenses a vacunarse antes de que la mutación se propague.

La Policía Nacional no ha confirmado de momento ninguno de los arrestos, que fueron denunciados por la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), el Movimiento Campesino y la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN).
Con estos arrestos asciende a 27 el número de opositores aprehendidos en Nicaragua desde fines de mayo pasado, entre ellos seis aspirantes presidenciales que pretendían competir contra Ortega, quien busca su tercera reelección para un cuarto mandato consecutivo a partir de enero próximo.
El Movimiento Campesino informó vía Twitter sobre la detención de Medardo Mairena y de los también líderes campesinos Pedro Mena, Freddy Navas y Pablo Morales. Los cuatro estuvieron encarcelados tras las protestas de 2018, que el gobierno calificó como “un fallido golpe de Estado”.
Por su parte, la organización universitaria AUN reportó el arresto de sus líderes Lesther Alemán y Max Jerez, detenidos en dos sitios diferentes. La activista Dolly Mora, dirigente de AUN, dijo a periodistas que Alemán estaba con su madre en una “casa de seguridad” en Managua, mientras que Jerez estaba en otra casa junto a ella y a la activista Judith Mairena. Ninguna de las mujeres fue detenida, aclaró.

Numerosos expertos, algunos con fuertes vínculos a la OMS, sostienen que las tensiones políticas entre Estados Unidos y China imposibilitan que la pesquisa de la agencia encuentre respuestas creíbles.
Apuntan que se necesita un análisis amplio e independiente parecido al que se hizo tras el desastre nuclear de Chernobyl en 1986.
La primera parte de un estudio conjunto entre la OMS y China sobre cómo se originó el COVID-19 concluyó en marzo que el virus probablemente pasó de animales a humanos y apuntó que una filtración desde un laboratorio era “extremadamente improbable”. La siguiente fase podría tratar de examinar los primeros casos en humanos con más detalle o identificar a los animales responsables, posiblemente murciélagos, quizás a través de una especie intermediaria.
Pero la idea de que la pandemia se originó de algún modo en un laboratorio, y quizás con algún virus diseñado, ha ganado fuerza recientemente. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ordenó una revisión de la inteligencia estadounidense en el plazo de 90 días para evaluar esta posibilidad.