- Detalles
- Operador 3
- Noticias E.E.U.U
- 1931

The Washington Post reportó que más de 100 líderes, incluyendo ejecutivos de aerolíneas, compañías minoristas y de manufactura — y al menos un dueño de un equipo de la NFL — hablaron sobre posibles formas de demostrar que están en contra de la medida, que ya fue promulgada en Georgia y se está analizando en otros estados. Las opciones incluyen la suspensión de donativos a políticos que están a favor de los proyectos de ley, e incluso demorar inversiones en los estados que aprueben dichas restricciones, según Jeffrey Sonnenfeld, profesor de administración en Yale y uno de los organizadores.
The Wall Street Journal, citando a fuentes anónimas que participaron en la reunión, reportó que Kenneth Chenault, exdirector ejecutivo de American Express Co., y Kenneth Frazier, director general de Merck & Co., exhortaron a decenas de líderes a hacer un llamado colectivo en favor de un mayor acceso a las votaciones. Chenault y Frazier advirtieron a las empresas que no dejen pasar el asunto y pidieron a los directores generales firmar un comunicado para mostrar rechazo a lo que perciben como una medida electoral discriminatoria.
El nuevo comunicado podría darse a conocer esta semana y se sumaría al que firmaron 72 ejecutivos de raza negra el mes pasado tras los cambios promulgados a las leyes electorales de Georgia, según el reporte del diario.

La decisión de Bukele de no reunirse con Ricardo Zúñiga, el enviado de Biden a Honduras, Guatemala y El Salvador se da tras un desaire similar que supuestamente recibió de funcionarios estadounidenses durante una visita no anunciada a Washington en febrero.
Se produce además apenas días después que el gobierno de Bukele le otorgó un contrato de cabildeo de 1,2 millones de dólares a un exdiplomático de carrera del Departamento de Estado con el propósito de mejorar sus lazos con el nuevo presidente estadounidense.
Zúñiga viajó el miércoles a El Salvador luego de sostener conversaciones en Guatemala centradas en el tema migratorio, en medio de un aumento en la llegada de niños migrantes a la frontera sur de Estados Unidos. A su arribo, Zúñiga inmediatamente anunció una contribución de 2 millones de dólares a una comisión internacional que busca fortalecer la lucha contra la corrupción, algo que funcionarios del gobierno de Biden consideran una de las principales causas de la migración.
Zúñiga esperaba reunirse con Bukele antes de regresar a Washington el jueves, de acuerdo con un vocero del Departamento de Estado.

Se trata de la primera ocasión en que las autoridades estatales anuncian una investigación a este tipo de acusaciones en uno de los centros instalados rápidamente por el gobierno federal en Texas para lidiar con el marcado incremento de niños y adolescentes que cruzan la frontera sin compañía de un adulto. Una funcionaria del condado que también labora como voluntaria en el sitio de San Antonio, el Coliseo Freeman, dijo que la naturaleza de las acusaciones no coincide con lo que ella ha visto durante muchas visitas que ha efectuado a las instalaciones.
Funcionarios de bienestar infantil no revelaron quién hizo las acusaciones, pero el gobernador Greg Abbott dijo que, a su entender, fue alguien que estuvo dentro de las instalaciones. Una de las acusaciones es de abuso sexual, pero no se dieron a conocer más detalles.
Otras acusaciones incluyen personal insuficiente, niños que no comen y personas que fueron diagnosticadas con COVID-19 pero que no fueron aisladas, dijo Abbott en una conferencia de prensa organizada rápidamente afuera del centro de detención. Durante semanas, Abbott y otros miembros del Partido Republicano han criticado al gobierno del presidente Joe Biden por su manejo de la situación migratoria en la frontera sur de Estados Unidos.
“Esta instalación debería cerrarse inmediatamente. Los niños deberían ser enviados a locaciones con más personal y más seguras”, declaró Abbott.

Esas evaluaciones están incluidas en un informe de Tendencias Globales emitido por el Consejo de Inteligencia Nacional, un documento elaborado cada cuatro años por ese organismo gubernamental. El de este año está diseñado para ayudar a los políticos y a los ciudadanos a anticipar las fuerzas económicas, ambientales, tecnológicas y demográficas que probablemente forjarán al mundo los próximos 20 años.
El documento se enfoca fuertemente en el impacto de la pandemia, llamándola “el trastorno global más significativo y peculiar desde la Segunda Guerra Mundial, con implicaciones de salud, económicas, políticas y de seguridad que tendrán consecuencias durante años”.

La fecha en que vence el plazo está tan próxima, que la indecisión de Biden equivale casi a una decisión de aplazar, al menos durante algunos meses, el retiro de los 2.500 efectivos restantes y seguir apoyando a las fuerzas armadas afganas, incluso a riesgo de provocar la reacción del Talibán. Retirar a todos los efectivos y sus pertrechos en las próximas tres semanas —junto con los socios de coalición que no tienen medios propios— sería logísticamente difícil, como insinuó Biden a fines de marzo.
“Va a ser difícil cumplir el plazo del 1 de mayo”, dijo. “Por razones tácticas, es difícil retirar estas tropas”. Y entonces añadió: “Y si nos vamos, lo haremos de manera segura y ordenada”.
James Stavidis, un almirante retirado que fue comandante de la OTAN de 2009 a 2013, dice que una retirada rápida en este momento sería imprudente.
“A veces, no tomar una decisión se convierte en una decisión, como parece ocurrir en el caso del plazo del 1 de mayo”, dijo Stavidis en un intercambio de mensajes por correo electrónico el miércoles. “La medida más prudente parece ser una extensión de seis meses y el intento de conseguir que el Talibán realmente cumpla sus promesas: en esencia, permitir un retiro legítimo ‘basado en condiciones’ en el otoño” boreal.
Biden está sometido a presiones contrapuestas. Por un lado, ha dicho durante años, incluso cuando era vicepresidente y el presidente Barack Obama dispuso un gran aumento de las fuerzas estadounidenses, que era preferible manejar Afganistán como una misión antiterrorista en pequeña escala. Desde entonces, el enfrentamiento con Rusia y China se ha vuelto una prioridad mayor.
Por el otro, jefes militares retirados y en activo sostienen que salir ahora, vista la posición de fuerza relativa del Talibán y la fragilidad del gobierno afgano, significa poner en riesgo lo que se ha ganado en 20 años de guerra.