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Las autoridades cercanas a Reno dijeron que tres personas resultaron heridas en una colisión múltiple de 20 vehículos en la Interestatal 395 y los conductores describieron que había el domingo visibilidad limitada. Más al oeste, un tramo de 112 kilómetros (70 millas) de la Interestatal 80 fue cerrada hasta por lo menos el lunes desde Colfax, California, a lo largo de la región de Lake Tahoe, hasta la frontera del estado de Nevada.
El Departamento de Transporte de California también cerró otras rutas de montaña al tiempo que advirtió sobre condiciones resbaladizas para los conductores.
“Se esperan grandes retrasos en los viajes en todas las carreteras”, dijo en Twitter la oficina del Servicio Meteorológico Nacional en Reno, Nevada. “Hoy es el tipo de día para quedarse en casa, si es posible. ¡Y viene más nieve!”.
El servicio meteorológico emitió una advertencia de tormenta invernal para el área metropolitana de Lake Tahoe hasta la 1 a.m. del martes debido a posibles “condiciones de blanqueamiento generalizado” y ráfagas de viento que podrían superar los 72 kilómetros por hora (45 millas).
El clima turbulento abarcaba desde San Diego hasta Seattle. Más de 30 centímetros (un pie) de nieve cayeron cerca de Port Angeles, en el estrecho de Puget, en el estado de Washington. Portland, Oregon, fue afectado por una delgada capa de nieve aunque se esperan 6 centímetros (2,5 pulgadas) adicionales para el lunes en la mañana, según el servicio meteorológico.

El producto interno bruto de Estados Unidos —la producción total de todos los bienes y servicios originados en el país— fue en el período julio-septiembre mayor al cálculo hecho el mes pasado de 2,1%.
El buen desempeño respondió principalmente a un gasto del consumidor mayor a lo esperado y a un mayor aumento de los inventarios por parte de los negocios.
La tendencia ocurre después de un crecimiento vertiginoso a inicios de año, cuando la economía estadounidense empezó a recuperarse de la pandemia. El crecimiento fue de 6,3% en el primer trimestre y de 6,7% en el segundo, pero el repunte se enfrió en el verano al surgir la variante delta del coronavirus.
Ahora que ha surgido la nueva variante ómicron, además de una mayor inflación y las interrupciones en las cadenas de suministro, el panorama económico a futuro luce más incierto.

La población de Estados Unidos creció apenas el 0,1% de julio de 2020 a julio de 2021, al añadir una cifra neta de 392.665 habitantes, para un total de 331,8 millones, de acuerdo con los cálculos de población publicados por la Oficina del Censo.
Estados Unidos ha estado experimentando un crecimiento poblacional lento desde hace años, pero la pandemia exacerbó esa tendencia. Este último año fue la primera ocasión desde 1937 que la población del país crece por debajo de 1 millón de personas.
“Yo esperaba un crecimiento bajo, pero no tan bajo”, manifestó William Frey, investigador principal del programa de política metropolitana de Brookings Institution, Brookings Metro. “Nos dice que esta pandemia ha tenido un gran impacto en nosotros en todo tipo de formas, y ahora en la demografía”.
Una vez que se controle la pandemia, es posible que Estados Unidos experimente al final una disminución en las muertes, pero es probable que el crecimiento de la población no se recupere a su tasa de años anteriores debido al menor número de nacimientos. Eso aumentará la necesidad de que inmigren trabajadores más jóvenes, cuyos impuestos pueden respaldar programas como el Seguro Social, declaró Frey.

En una carta dirigida a Jordan, el representante demócrata Bennie Thompson, presidente del panel, dijo que la comisión desea que el legislador proporcione información para su pesquisa en torno a las comunicaciones que él tuvo con el entonces presidente Donald Trump el 6 de enero y a las acciones del mandatario para impugnar el resultado de las elecciones de 2020.
“Entendemos que usted se comunicó al menos una vez y posiblemente varias veces con el presidente Trump el 6 de enero”, se indica en la carta. “Nos gustaría conversar con usted sobre cada una de esas comunicaciones en detalle”.
Es la segunda ocasión esta semana que el panel de nueve miembros hace una solicitud así, y marca una nueva fase para ellos, ya que hasta la fecha se habían resistido a interrogar a alguno de sus colegas en la pesquisa que efectúan sobre la insurrección de simpatizantes de Trump y los intentos del exmandatario por anular el resultado de las elecciones.
Jordan sigue siendo uno de los aliados más cercanos de Trump en el Congreso y un firme simpatizante de las aseveraciones falsas del expresidente de que hubo fraude en las elecciones. El legislador volvió a plantear esas afirmaciones durante una audiencia en octubre en torno a una moción para acusar de desacato a Stephen K. Bannon, exestratega de la Casa Blanca, por rehusarse a cumplir una citación de la Cámara de Representantes.
En esa misma audiencia, Jordan reconoció una vez más haber hablado con Trump el día de la revuelta en el Capitolio.
“Por supuesto, hablé con el presidente”, declaró Jordan ante miembros de la Comisión de Reglas, en respuesta a preguntas del presidente del panel, el representante demócrata Jim McGovern.
La oficina de Jordan no había atendido de momento una solicitud para que hiciera declaraciones.

El secretario de Justicia Merrick Garland anunció la medida después de meses de presión sobre el presidente Joe Biden de parte de grupos de justicia penal, legisladores y otros activistas. En los últimos días del gobierno de Donald Trump, el Departamento de Justicia señaló que los reclusos enviados a prisión domiciliaria tendrían que volver a la cárcel al concluir el periodo de emergencia que fue declarado durante la pandemia. Casi 3.000 reclusos habrían sido enviados de regreso a la cárcel.
La Oficina de Asesoría Legal del Departamento de Justicia señaló el martes que no se “alejó a la ligera de nuestros precedentes y le hemos dado a las posturas expresadas en nuestra opinión previa una cuidadosa y respetuosa consideración”.
La oficina llegó a la conclusión de que las autoridades preexistentes de la Oficina de Prisiones (BOP por sus siglas en inglés) “no requieren que los reclusos en confinamiento domiciliario extendido sean enviados de regreso de forma multitudinaria a las instalaciones correccionales una vez que finalice el periodo de emergencia”.
Los confinamientos domiciliarios originales se autorizaron en virtud de la ley CARES que firmó Trump en marzo de 2020. A medida que el virus se propagaba, el entonces secretario de Justicia William Barr instruyó a las prisiones federales incrementar el uso de confinamiento domiciliario y acelerar la liberación de reclusos en alto riesgo de infección que cumplieran ciertos requisitos a medida que aumentaban los casos de coronavirus, particularmente en ambientes de detención. Se les dio prioridad a aquellos en prisiones de seguridad baja e intermedia en donde el virus se propagaba con mayor velocidad.