
Durante su conferencia matutina López Obrador sostuvo que espera que tras el veredicto García Luna declare como testigo e informe si obedecía mandatos de los exmandatarios “o informaba a los expresidentes” de su accionar.
En el sexenio de Calderón (2006-2012) García Luna dirigió la política de seguridad, mientras que durante el gobierno de Fox (2000-2006) encabezó la extinta Agencia Federal de Investigaciones.
El mandatario planteó que también sería favorable para México y Estados Unidos que García Luna informe sobre sus vínculos con las autoridades estadounidenses.
López Obrador descartó que el caso de García Luna, el primer alto exfuncionario mexicano juzgado en una corte estadounidense, pueda afectar la imagen de México, e indicó que ayudará a “seguir limpiando la corrupción”, que ha sido una de sus consignas durante su gestión que se inició en 2018. “Debe quedarnos como enseñanza que nunca más se deben repetir estos hechos”, agregó.
Al referirse al comunicado que difundió Calderón horas después del veredicto -en el que distanció de las acciones de su excolaborador de seguridad-, López Obrador afirmó que el expresidente se fue por la “tangente” al no responder los interrogantes sobre el caso.

Un año más tarde, miles de civiles ucranianos han muerto e innumerables edificios han quedado destruidos. Los soldados muertos o heridos de los dos bandos se cuentan por decenas de miles. Más allá de las fronteras de Ucrania, la invasión hizo añicos la seguridad europea, redibujó las relaciones entre los países y remeció la interconectada economía global.
A continuación, cinco formas en las que la guerra ha cambiado el mundo:
EL REGRESO DE LA GUERRA A EUROPA
Tres meses antes de la invasión, el entonces primer ministro Boris Johnson se burló de la idea de que el ejército británico necesitara más armas pesadas. “Las viejas ideas de grandes combates de tanques en tierras europeas”, dijo, “están anticuadas”.
Ahora, Johnson insta a Gran Bretaña a enviar más carros de combate para ayudar a Ucrania a repeler las fuerzas rusas.
Pese al papel que juegan nuevas tecnologías como satélites y drones, este conflicto del siglo XXI se parece en muchos aspectos a uno del XX. Los combates en la región oriental ucraniana del Donbás son una lucha brutal marcada por el lodo, las trincheras y sangrientos ataques de infantería que recuerdan a la I Guerra Mundial.

En su lugar, grabó un desafiante video en el que aparecía en una calle oscura frente a las oficinas presidenciales con sus cuatro asesores más cercanos detrás de él. “Todos estamos aquí”, dijo Zelenskyy en una declaración de su determinación de permanecer en Kiev y defender la independencia ucraniana.
Fue una poderosa puesta en escena política. Desde los primeros días de la guerra, cuando pocos esperan que el ejército de Ucrania resistiera el envite ruso, Zelenskyy ha inspirado a los ucranianos a luchar. Les ha dado esperanza.
Noche tras noche, se ha dirigido a la nación con un video publicado en redes sociales. Sus voz, con formación actoral, puede ser tranquilizadora o enérgica, y se eleva con indignación moral cuando condena las últimas atrocidades rusas e institste en que los responsables serán castigados.
Habla de la rabia y del dolor por la devastación del país y el incontable número de fallecidos. Promete que Ucrania se recuperará algún día. No se cansa de dar las gracias a todos los que están en el frente. A través de los horrores de la guerra, ha inculcado la creencia de que Ucrania puede vencer.
Zelenskyy tenía apenas 41 años cuando fue elegido presidente en 2019, en gran parte por la promesa de que sería el tipo de mandatario que lucha contra la corrupción que había interpretado en un popular programa de televisión. En esos primeros años, le costó convencer a los ucranianos de que estaba a la altura del puesto y su índice de aprobación bajó.
La guerra puede convertir a los líderes en héroes o en bobos. Los problemas de Moscú en Ucrania no han hecho nada por elevar al mandatario ruso, Vladímir Putin, a ojos del mundo. Pero es como líder en tiempos de guerra como Zelenskyy ha encontrado su lugar. Muchos lo comparan ahora con Winston Churchill, el primer ministro británico que dirigió su país durante la Segunda Guerra Mundial ante los ataques de la Alemania nazi.

En su discurso sobre el estado de la nación, Putin afirmó que Rusia debería prepararse para reanudar los ensayos de armas nucleares si lo hace Estados Unidos, una acción que pondría fin a la veda global a las pruebas nucleares vigente desde la Guerra Fría.
Al explicar su decisión de suspender las obligaciones de Rusia según el tratado Nuevo START de 2010, Putin acusó a Estados Unidos y sus aliados de la OTAN de declarar abiertamente el objetivo de derrotar a Rusia en Ucrania.
“Quieren infligirnos una ‘derrota estratégica’ y al mismo tiempo tratar de entrar en nuestras instalaciones nucleares”, afirmó Putin al anunciar su decisión de suspender la participación rusa en el tratado. Posteriormente envió un proyecto de ley sobre la suspensión del pacto al Parlamento, que se tiene previsto que lo apruebe sin demoras el miércoles. El documento establece que será decisión del presidente ruso reanudar la participación de Moscú en el tratado.
Sin embargo, Putin enfatizó que Rusia no se retiraba totalmente del pacto. Horas después del discurso, el Ministerio de Asuntos Exteriores dijo que el país respetaría los límites a las armas nucleares impuestos bajo el tratado.
Rusia también seguirá intercambiando información sobre las pruebas de lanzamiento de misiles balísticos en apego a acuerdos anteriores con Estados Unidos, dijo el ministerio.

En su demorado discurso sobre el estado de la nación, Putin presentó a Rusia, y a Ucrania, como víctimas del doble juego de Occidente y dijo que su país, y no Kiev, era quien luchaba por su propia existencia.
“No estamos combatiendo al pueblo ucraniano”, dijo Putin en su discurso en vísperas del primer aniversario del inicio de la guerra el viernes. Ucrania “se ha convertido en rehén del régimen de Kiev y de sus amos occidentales, que han ocupado de facto el país”.
El discurso repitió la letanía de agravios que el líder ruso ofrece con frecuencia para justificar la ampliamente condenada guerra e ignoró las demandas internacionales de retirarse de las zonas que ha ocupado en el país vecino.
Se espera que los observadores analicen sus palabras en busca de indicios acerca de cómo ve el mandatario el conflicto, que está prácticamente estancado, y del tono para el resto del año. Putin prometió que no dejará las operaciones militares en los territorios ucranianos que anexionó de forma ilegal, en un aparente rechazo a cualquier intento de paz en un conflicto que ha revivido el temor a una nueva Guerra Fría.
En su lugar, ofreció su versión personalizada de la historia reciente, que descarta los argumentos del gobierno ucraniano de que necesitaba ayuda occidental para frenar el operativo militar del Kremlin.