NUEVA YORK (AP) — El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha convertido en un tema recurrente en sus mítines las acusaciones de que hay médicos que ejecutan bebés nacidos con vida tras intentos fallidos de aborto.
Sus afirmaciones, que pretenden desprestigiar a los demócratas, han sido adoptadas por muchos activistas contrarios al aborto y tachadas de falsedades maliciosas por parte de muchos profesionales médicos. Lo que está claro es que está simplificando en exceso una cuestión de gran complejidad. Ya es un delito matar bebés, pero no necesariamente está penado el renunciar a intervenciones médicas sofisticadas en casos en los que anomalías fetales graves dejan a un recién nacido sin oportunidad de sobrevivir.