Canciller CubanoNUEVA YORK (AP) — Recientes escaladas de Estados Unidos en el Caribe son resultado de la agenda “personal” de su secretario de Estado, Marco Rubio, contra la región, afirmó el jefe de la diplomacia de Cuba, que añadió que su homólogo estadounidense está impulsando cada vez más políticas que no se alinean con el llamado mandato de paz de su presidente, Donald Trump.
El ministro de Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, dijo a The Associated Press que Cuba vio una posibilidad de cambiar la dinámica antagónica de larga data entre Washington y la isla comunista cuando Trump regresó a la Casa Blanca en enero. Pero añadió que Rubio, que es hijo de inmigrantes cubanos, se ha propuesto como misión que Estados Unidos adopte una campaña de “máxima presión” aún más fuerte contra La Habana.
“El actual secretario de Estado no nació en Cuba, nunca ha estado en Cuba y no sabe nada sobre Cuba”, afirmó Rodríguez durante la entrevista. “Pero hay una agenda muy personal y corrupta que está llevando a cabo, que parece estar sacrificando los intereses nacionales de Estados Unidos para avanzar en este enfoque muy extremista”.
El Departamento de Estado no respondió a una solicitud de comentarios. Rubio y las autoridades estadounidenses han defendido su agresiva postura contra Cuba acusando a sus líderes de dirigir una dictadura.
“Estados Unidos continuará defendiendo los derechos humanos y las libertades fundamentales del pueblo de Cuba, y dejará claro que ningún régimen ilegítimo y dictatorial es bienvenido en nuestro hemisferio”, señaló Rubio en una declaración en julio,
Camino delicado para Cuba cuando se trata de EEUU
El canciller y otros funcionarios cubanos han seguido la línea diplomática con el gobierno de Trump mientras buscan el fin de un embargo económico estadounidense de seis décadas que, aunque no ha logrado derrocar al gobierno, ha causado apagones energéticos generalizados, escasez de alimentos e inflación.
En declaraciones públicas y discursos, los funcionarios se han abstenido de criticar directamente a Trump por las medidas agresivas de administración contra Cuba en los primeros ocho meses de su segundo mandato. Entre ellas está el restablecimiento de una serie de sanciones económicas restrictivas que habían sido aliviadas con los presidentes demócratas Barack Obama y Joe Biden. En vísperas de dejar el cargo, Biden había dado pasos para retirar la designación de Cuba como estado patrocinador del terrorismo.
Trump devolvió al país a la lista el día después de su toma de posesión. Washington también convirtió a Cuba en uno de los siete países con restricciones más estrictas para sus visitantes y revocó las protecciones legales temporales que habían amparado a unos 300.000 cubanos de la deportación. Además, anunció restricciones de visa para funcionarios del gobierno cubano y extranjeros que participan en las misiones médicas de Cuba, que Rubio ha calificado como “trabajos forzados”.
Rodríguez, que funge como ministro de Exteriores desde 2009, culpa de estas escaladas contra Cuba y de las recientes contra Venezuela directamente al Departamento de Estado “bipolar”, no a la Casa Blanca de Trump. Añadió que el mandatario “se presenta como un defensor de la paz”, pero es Rubio quien “promueve el uso de la fuerza o la amenaza con usar la fuerza como una herramienta cotidiana y habitual”.
Antes de su nombramiento como secretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional, Rubio ya había influido en la política estadounidense hacia América Latina en el primer mandato de Trump.
El exsenador de Florida ha admitido que su interés por atacar a líderes latinoamericanos de izquierda ha sido personal. Sus padres son migrantes cubanos que llegaron a Miami en 1956, poco antes de la revolución comunista de Fidel Castro en 1959. Creció en Miami, donde muchos cubanos buscaron refugio tras la llegada al poder de Castro.
Sus críticas constantes al comunismo le han ayudado a ganarse el respaldo de miles de miembros de la diáspora venezolana que hicieron de Florida su nuevo hogar para escapar de la delincuencia, las privaciones económicas y la agitación bajo el mando del presidente Nicolás Maduro y su predecesor, el fallecido Hugo Chávez, quien tras asumir el cargo en 1999 comenzó su autodenominada revolución socialista.
Acciones en aguas frente a Venezuela, calificadas como agresión
El cabildeo para una mayor intervención de Estados Unidos en América Latina, que ha definido gran parte del cuarto de siglo que lleva Rubio en política, quedó expuesto de forma clara recientemente cuando Washington una flota de buques de guerra a las aguas frente a Venezuela después de ordenar ataques mortales consecutivos contra presuntas embarcaciones de narcotraficantes.
Rodríguez dijo que Cuba ha actuado en “total solidaridad” con Venezuela y advirtió que la inusual concentración naval frente a las costas sudamericanas y la especulación de que Trump podría intentar derrocar a Maduro “podría tener consecuencias imprevisibles y catastróficas”. La Casa Blanca ha dicho que está tratando de obligar a La Habana a dejar de apoyar a Maduro, quien, según Estados Unidos, recibe ayuda militar e inteligencia de los cubanos.
Preguntado por si Cuba apoyaría militarmente a Venezuela en caso de invasión, Rodríguez evitó responder de forma directa y señaló que “No sabemos lo que nos puede deparar el futuro”.
Pero se mostró optimista sobre la perspectiva de una relación menos conflictiva con su vecino del norte y dijo que los funcionarios continúan cooperando con Washington en varios acuerdos bilaterales, incluidos los relativos a la lucha contra el terrorismo y la migración.
“Estamos completamente dispuestos, como siempre hemos estado, a comenzar ahora mismo, hoy, un diálogo serio y responsable con el actual gobierno de Estados Unidos”, añadió.
Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.
FARNOUSH AMIRIcovers foreign policy and the United Nations as a correspondent for The Associated Press, based in New York.
(AP Foto/Richard Drew)
POR  FARNOUSH AMIRI

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