
La segunda vuelta del 19 de octubre enfrentará al senador centrista Rodrigo Paz contra el ex presidente derechista Jorge “Tuto” Quiroga, dos contendientes que prometen cambios pero están arraigados en un modelo económico que, según sus críticos, ha alimentado durante mucho tiempo el daño ambiental en una de las naciones con mayor biodiversidad de América del Sur.
La Amazonia abarca nueve países y desempeña un papel crucial en la absorción de carbono y la regulación de los patrones climáticos a nivel mundial. Aproximadamente el 8% de la Amazonia se encuentra en Bolivia. Los científicos advierten que la deforestación está llevando partes de la selva hacia un punto crítico donde podrían convertirse en sabanas.
Las elecciones se perciben como una disyuntiva entre dos amenazas, según Ruth Alipaz Cuqui, coordinadora de la alianza indígena CONTIOCAP y miembro de la comunidad Uchupiamona. Aseguró que gobiernos de todos los partidos han ignorado el bienestar indígena.
“Se firman acuerdos, se asumen compromisos, se aprueban leyes y decretos, pero en el territorio no se aplica absolutamente nada”, afirmó.
La campaña de Quiroga declaró a The Associated Press que reforzaría el control de los incendios forestales, promovería la agricultura sostenible, expandiría la producción de biocombustibles y fomentaría la reforestación para frenar las altas tasas de deforestación. También aboga por el uso de bonos de carbono y verdes, herramientas para recaudar fondos para financiar iniciativas de conservación.
Paz, quien también ha pedido bonos de carbono, no respondió a una solicitud de comentarios.
El medio ambiente ha pagado un precio por las políticas económicas
Evo Morales , el primer presidente indígena de Bolivia, invocó con frecuencia a la Pachamama, el concepto indígena de la Madre Tierra como un ser vivo que sustenta la vida, y llegó al poder defendiendo los derechos indígenas y la protección del medio ambiente.
Pero sus gobiernos socialistas también expandieron las exportaciones de soja, carne de res, gas y minerales para financiar programas sociales. Su administración se alió con las élites agroindustriales y ganaderas, flexibilizó las restricciones al desmonte e impulsó proyectos de infraestructura que abrieron nuevas fronteras en la Amazonía.
Bolivia es uno de los países de la cuenca amazónica con mayor deforestación. La pérdida de bosques se disparó en 2019, cuando Morales flexibilizó las normas sobre quemas y legalizó el desmonte agrícola, lo que avivó incendios forestales masivos que arrasaron casi un millón de hectáreas (aproximadamente 3.860 millas cuadradas). La destrucción ha continuado a medida que la ganadería, el cultivo de soja, la tala de árboles y la minería se adentran cada vez más en tierras indígenas.
En 2024, los incendios quemaron más de 10 millones de hectáreas (aproximadamente 38.600 millas cuadradas, o aproximadamente el tamaño de Islandia) y Bolivia registró la segunda mayor pérdida de bosque primario tropical del mundo después de Brasil, según Global Forest Watch.
Vincent Vos, investigador holandés-boliviano radicado en el departamento amazónico de Beni, dijo que las comunidades enfrentan crisis superpuestas.
“Santa Cruz ya ha perdido el 68% de sus reservas de agua… tenemos un 30% menos de lluvia que hace una década”, dijo. “Nuestros peces ya están completamente contaminados por mercurio y la gente sufre de altos niveles de intoxicación por mercurio”.
La campaña no se ha centrado en cuestiones medioambientales
Los temas ambientales no han sido un tema central de la campaña, ya que los bolivianos enfrentan la peor crisis económica del país en décadas. Aun así, ambos candidatos han presentado algunas propuestas.
Paz ha propuesto un "gobierno verde" de 15 mil millones de dólares financiado con créditos de carbono, que pueden generarse mediante proyectos como la plantación forestal que buscan reducir las emisiones; controles más estrictos sobre las quemas agrícolas y medidas enérgicas contra la minería ilegal de oro. Quiroga promete convertir a Bolivia en un país líder en descarbonización, proteger parques, restaurar ecosistemas afectados por incendios y expandir la agricultura de forma adecuada, una postura que, según advierten los críticos, aún podría incentivar la deforestación.
Nick Fromherz, profesor adjunto de la Facultad de Derecho Lewis & Clark de Portland, residente en Bolivia y especializado en derecho ambiental latinoamericano, afirmó que ambos candidatos han hablado ampliamente sobre la lucha contra los incendios forestales y la gestión de la frontera agrícola. Sin embargo, han ofrecido pocas soluciones a crisis menos visibles, como la contaminación por mercurio procedente de la minería de oro, añadió.
El mercurio, ampliamente utilizado en la minería de oro, fluye a los ríos y contamina el pescado, un alimento básico para las comunidades amazónicas. Estudios han encontrado niveles alarmantemente altos de mercurio en las poblaciones ribereñas de los ríos bolivianos, lo que refleja la preocupación existente en toda la cuenca amazónica.
Para Stasiek Czaplicki, economista ambiental boliviano que ha estudiado políticas forestales, el peligro no sólo reside en la dirección de las políticas sino en la capacidad del Estado para hacer cumplir las protecciones.
Dijo que Quiroga “sería perjudicial para las instituciones que defienden el medio ambiente”. Citó propuestas para eliminar los títulos de propiedad colectiva de tierras indígenas —abriéndolos a la venta privada— y para expandir la producción de soja y ganado en el este. Los críticos advierten que estas medidas acelerarían la deforestación y debilitarían a las agencias encargadas de frenarla.
Costos locales, consecuencias globales
Fromherz afirmó que las preocupaciones ambientales aún se consideran secundarias en la política boliviana, aun cuando influyen en la vida de millones de personas. Para Vos, la brecha entre la retórica y la realidad se mide en la desaparición de ríos, la desaparición de peces y comunidades contaminadas.
“La gente está sufriendo mucho”, dijo Vos.
Alipaz dice que años de compromisos incumplidos han dejado a las comunidades de la Amazonía con dudas de que las elecciones traerán cambios significativos.
“Lo que nos pasa es que nos despojan de nuestro territorio, nos envenenan con humo y mercurio, y también nos privan de los medios de vida como el agua, el suelo y los alimentos”, dijo Alipaz.
La vida de los pueblos indígenas en Bolivia ha ido de mal en peor. Seguiremos defendiéndola. No son solo nuestras vidas, sino nuestra propia existencia lo que está en juego.
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STEVEN GRATTAN informa sobre la selva amazónica y la deforestación en Latinoamérica para The Associated Press. Reside en Bogotá, Colombia.
(Foto AP/Juan Karita, Archivo)