yemenfragilEl país, en guerra desde hace tres años, intenta negociar la paz por quinta vez
 
Alrededor de 85.000 niños han muerto de hambre en Yemen en los últimos cuatro años
 
El laberinto yemení inauguró este jueves su quinta tentativa de negociaciones de paz de los últimos tres años. La primera victoria, aunque fugaz, es haberse iniciado. Desde 2016, ninguna de las citas había pasado del prólogo.
 
En septiembre, sin ir más lejos, el diálogo naufragó cuando la delegación del grupo rebelde chií de los hutíes ni siquiera se presentó en Ginebra entre acusaciones a la coalición árabe que dirigen Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos de haber frustrado el desplazamiento.
 
En esta ocasión, en cambio, el mediador de la ONU Martin Griffiths viajó a bordo del avión de la aerolínea kuwaití que transportó a la delegación hutí para mitigar los temores de Saná de que el aparato pudiera ser interceptado por Riad, que controla el espacio aéreo. Los emisarios aterrizaron la noche del martes en Estocolmo, un día antes de que también lo hicieran los representantes del Gobierno del presidente Abdu Rabu Mansour Hadi.
 
El diálogo para hallar una salida al conflicto que ha dejado más de 10.000 muertos y ha colocado a millones al borde de la hambruna se celebra en Johannesbergs, un castillo rehabilitado y emplazado entre bosques a una hora en coche de la capital sueca. Una "oportunidad crítica", en palabras de Griffiths durante la apertura de la cita, que arrancó con un acuerdo de intercambio de prisioneros.
 
 
El canje, que podría afectar a unos 5.000 encarcelados, buscar allanar el arduo camino hacia unas inciertas negociaciones.
 
"El acuerdo es uno de los primeros pasos positivos en Yemen en mucho tiempo. Esperamos que contribuya a forjar la confianza necesaria para una solución política al conflicto", admite Fabrizio Carboni, director regional del Comité Internacional de la Cruz Roja, que actuará como intermediario y proporcionará asistencia técnica al intercambio.
 
"El pueblo yemení no da más de sí y lo único que aguarda es el fin de su terrible padecimiento. Muere gente a diario por los intensos combates, las enfermedades prevenibles, la falta de alimentos y la pobreza extrema", agrega.
 
En la agenda de Griffiths, también se halla alcanzar un pacto para reabrir el aeropuerto de Saná, víctima del bloqueo saudí desde 2015; reforzar las arcas del banco central y garantizar una tregua duradera en la estratégica Hodeida, el principal puerto del país y escenario reciente de una contienda en la que saudíes e iraníes litigan por una hegemonía regional que ha hundido a la población yemení en la "mayor crisis humanitaria del planeta".
 
La frágil iniciativa de paz -que inicialmente será indirecta, se prolongará durante una semana y cuyo fracaso podría exacerbar los combates- también persigue detener los bombardeos de la coalición y el lanzamiento de misiles hutíes sobre Arabia Saudí y tiene como objetivo último la formación de un Gobierno de transición, un reto aún remoto.
 
"No quiero ser demasiado optimista pero sí muy ambicioso", declaró el mediador.
 
A juicio de Griffiths -que intentará arrebatar a ambos bandos el compromiso de situar a Hodeida bajo control internacional-, la paz sólo avanzará si quienes protagonizan las escaramuzas "dejan de pensar en la posibilidad de una victoria militar".
 
"Tienen el futuro en sus manos", recordó la ministra de Exteriores sueca Margot Wallstrom en el inicio de las consultas, con representantes de ambos bandos sentados en la misma mesa por primera vez en dos años.
 
Con 12 millones de personas necesitadas de ayuda urgente, el asesinato del periodista saudí Yamal Khashoggi y la creciente presión sobre Riad y su aliado militar, EEUU, abren una mínima rendija a la esperanza.