Boateng En un correctísimo español, aunque ahora con acento italiano, Kevin Prince Boateng contestó a las preguntas de la prensa en el Camp Nou. Era la primera vez, pero se le vio resuelto –“Quiero disfrutar y ganarlo todo”, se arrancó–, tranquilo, bromista. Y con las ideas claras. Como cuando respondió con un no rotundo a la pregunta de si tenía intención de pelear por la titularidad. “Todavía no he hablado con el míster, pero sé que mi papel no es llegar aquí y jugar de titular. Estoy aquí por mi experiencia y para ayudar, eso es lo que quiero hacer, ayudar cuando pueda”, dijo, tras confesarse una “persona realista”.

Y para eso lo quiere el Barcelona, que buscaba, tal y como explicó el director deportivo de la entidad, Éric Abidal, un perfil de jugador como el suyo, “un nueve con experiencia, que tiene la capacidad de aguantar partidos importantes; ha ganado muchos títulos, conoce muchas ligas y también la española”, apuntó, en referencia a su paso por Las Palmas. Y añadió: “Él sabe que tendrá un rol distinto, pero muy importante para nosotros. Queremos que nos ayude a ganar los títulos y trofeos que queremos ganar este año”.

A Boateng (Berlín, 31 años), que apareció en la sala de prensa del estadio con el chándal del Barça apenas unos minutos antes de la una de la tarde, el Barcelona lo ficha como al nueve que necesitaba, pero no siempre jugó como punta, lo que le aporta una versatilidad muy valiosa para el equipo. “Un jugador como yo es un plus, soy capaz de asumir distintos roles en ataque, pero con los años que tengo este papel, jugar solo como nueve, es perfecto para mí. Ahora me siento muy bien como nueve”. El futbolista alemán, internacional con Ghana, aseguró que piensa en esta oportunidad como un examen, pues le gustaría poder alargar su estancia en el club ­–el Barcelona se guarda una opción de compra por ocho millones­– y afirmó que está en plena forma, no en vano el pasado sábado jugó los 90 minutos con el Sassuolo: “Estoy muy bien físicamente. Quiero jugar ya, pero el que decide es el entrenador. Yo estoy preparado para cuando lo decida”.

Había llegado el lunes y se tomó las primeras fotografías vestido con los colores azulgrana. Este martes pasó la revisión médica en el hospital, recibió el coche oficial del club y, poco antes de las 12.00, se sentó junto al presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu, para firmar su contrato. Zurdo el presidente, zurdo el jugador, de mano, que no de pie, sellaron el acuerdo por el que Boateng jugará cedido en el club azulgrana hasta final de curso después de que se abonara un millón de euros al Sassuolo, un equipo de la parte baja de la tabla de la Serie A italiana al que le gusta cuidar la pelota.

Firmó vestido de traje, en un elegante gris, con corbata azul oscura, chaleco del mismo color y camisa blanca. Y poco después se vistió de corto para saltar por primera vez el Camp Nou y participar de un rondo con un grupo de menudos jugadores de la escuela azulgrana. Llevará el 19 a la espalda, ese dorsal que ha dejado libre Munir. “No podía decir que no a un equipo como este”, dijo, antes de despedirse con una sentencia: “El mejor jugador del mundo es Messi, es el mejor en todos los mundos. Lo ha demostrado en los últimos diez años con todo lo que ha hecho. Gracias y hasta luego”. Y apagó el micro.