BotelliROMA (AP) — El balón que Mario Balotelli pateó a las gradas del estadio de Verona en frustración por los cánticos racistas contra él sigue viajando por los aires, en sentido figurado.
 
En una temporada de la Serie A que se ha visto empañada por los incidentes de hinchas profiriendo insultos discriminatorios desde el principio, el estallido de Balotelli _quien es negro_ ha provocado más debate, más indignación e indignación por el problema del racismo en los estadios italianos que en cualquier otro caso.
 
“No estoy diciendo que sea diferente de los otros jugadores que reciben el mismo abuso, los mismos ruidos que imitan a un mono, sino que el problema es que soy italiano”, dijo Balotelli, quien nació en Italia de inmigrantes ghaneses y ha actuado con la selección italiana.
 
Luca Castellini, líder de la sección de los hinchas “ultra” del estadio de Hellas Verona que dirigieron los cantos racistas contra Balotelli y del partido de extrema derecha Forza Nuova de Verona, lo ve de otra manera.
 
“Balotelli es italiano porque tiene la ciudadanía italiana, pero nunca será completamente italiano”, dijo Castellini el lunes, un día después del incidente de la segunda mitad del partido entre Verona y Brescia.
 
El comentario de Castellini llamó la atención de Liliana Segre, una sobreviviente de Auschwitz de 89 años y senadora italiana que recientemente propuso una comisión parlamentaria contra el antisemitismo.
 
″¿Siguen juzgando a la gente por el color de su piel?” dijo Segre. “Hay una buena razón por la que esta comisión debería empezar a trabajar inmediatamente.”
 
Balotelli, por su parte, escribió en Instagram: “La gente como (Castellini) debería ser expulsada de la sociedad, no sólo del fútbol”.
 
Vincenzo Spadafora, ministro de Deportes y Juventud del gobierno, intervino y ordenó a Hellas Verona y al alcalde de la ciudad _que desmintió que se hayan coreado cánticos racistas_ que repudiaran a Castellini.
 
Verona respondió prohibiéndole a Castellini entrar en su estadio hasta 2030, lo que se suma a una prohibición anterior hasta 2022, y la liga italiana ordenó que parte del estadio Bentegodi se cerrara a los aficionados para el próximo partido en casa del equipo, recalcando que los cánticos “fueron claramente audibles”.
 
Los castigos contrastan con la forma en que la liga ignoró los ruidos de mono dirigidos a Romelu Lukaku, delantero del Inter de Milán, durante un partido en Cagliari en septiembre. Tampoco hubo castigo por los cánticos racistas que los aficionados del Verona dirigieron a Franck Kessie, volante del Milan, en septiembre.
 
También se han lanzado cánticos despectivos contra Dalbert Henrique, Miralem Pjanic, Ronaldo Vieira y Kalidou Koulibaly en la Serie A esta temporada. Todos los jugadores atacados _excepto Pjanic, que es bosnio_ son negros.
 
“Muy a menudo, los clubes de fútbol han minimizado o defendido (el comportamiento racista) _ ya sea por pereza, contubernio o miedo _ a los extremistas que tienen entre sus aficionados”, dijo Spadafora. “Durante los últimos meses, las cosas han empezado a cambiar, pero aún muchos pasos por tomar”.
 
El martes, la fiscalía de Verona abrió dos investigaciones penales _ una Castellini por presuntamente instigar la discriminación racial y otra por los cánticos en el estadio.
 
Maurizio Setti, presidente del Hellas Verona, se quejó que su club era tratado como “chivo expiatorio” y el alcalde de la ciudad, Federico Sboarina, calificó el cierre parcial del estadio como una medida “kafkiana”.
 
Otro político de la ciudad sugirió presentar una demanda civil contra la Serie A, y un grupo de concejales propuso que la ciudad demande a Balotelli por difamación.
 
Hay una larga historia de Balotelli como víctima de cánticos racistas en Verona, remontándose cuando afirmó que “los hinchas en Verona me caen mal”, después de un partido Chievo Verona-Inter en 2010, cuando por entonces jugaba con los neroazzurri.
 
Después de tres temporadas en Francia, Balotelli regresó a Italia esta temporada con el Brescia, su club natal y rival regional de Verona.
 
“Seré sincero. Me gusta mucho el estadio de Verona y sus aficionados, ya que siempre se han burlado de una manera divertida e irónica”, dijo Balotelli en el canal de televisión Italia 1. “Si quieren distraer a un jugador, pueden hacerlo de mil maneras, pero no (con racismo)”.
 
“Mi hija vio esto en la televisión y eso hizo que doliera tres veces más”, añadió Balotelli. “Puedo aceptar todo tipo de insultos, pero los que se basan en el racismo no son aceptables, nunca han sido aceptables y nunca lo serán. Los que lo hicieron, y repito que son pocos, son unos completos idiotas”.